Afrontando el Cambio de Ciclo




 

Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        16 de Marzo de 2008 (El Mundo), 18 de enero de 2008 (El Boletín)


Medio:        El Mundo, El Boletín


 

 


 


Todo parece indicar que estamos ante un cambio de ciclo económico. Un cambio de ciclo que en nuestro caso tiene dimensiones de carácter estructural, al afectar de forma especial al sector que más ha tirado de nuestra economía en los últimos diez años, el de la construcción. Afrontar este cambio supone para nuestras empresas y la sociedad en su conjunto un reto lleno de oportunidades que estamos obligados a gestionar de forma inteligente y ponderada, reconfigurando los motores sectoriales tradicionales y las estrategias que los han orientado y al mismo tiempo dirigiendo más recursos y capacidades hacia otras actividades. No debemos dejar de aprovechar las ventajas comparativas que aún tenemos, pero necesitamos crear capacidades que nos permitan contar con una economía impulsada por un espectro más amplio de sectores motrices y más intensivos en conocimiento.


 


La construcción, que ha sido un motor muy importante de la economía española y valenciana en la última década, ha entrado en un claro proceso de ralentización. La demanda se está moderando y es indudable que está afectando y afectará al empleo, a la inversión inmobiliaria y a la tasa de crecimiento. Aunque en este proceso hay mucho de efecto coyuntural y generado desde el sector financiero y no poca influencia de mecanismos de psicología colectiva, lo cierto es que un crecimiento como el que este sector ha experimentado en los últimos diez años no es sostenible, como venimos manifestando desde hace tiempo.


 


Pero esto no implica que la economía española y valenciana vayan a estancarse o entrar en recesión, ni que la inversión productiva, que es la que crea valor a largo plazo, se contraiga. Afortunadamente contamos con una economía diversificada y una base empresarial muy dinámica y en continua renovación para mejor.


 


Todo cambio de ciclo es una oportunidad, dado que permite reflexionar lejos de la euforia coyuntural y redireccionar nuestras capacidades creativas, con la ventaja de la capacidad inversora que ha generado la bonanza inmobiliaria y de la construcción en la economía valenciana. Capacidad inversora que se está canalizando hacia nuevos sectores y está alimentando una iniciativa empresarial de la que esta sociedad nunca ha carecido y que constituye su principal patrimonio.


 


Esta moderación de la dinámica construcción servirá para concentrarnos todos en la elaboración de un nuevo modelo de desarrollo, más sustentado en el conocimiento y la creatividad, que enriquezca los esquemas y capacidades empresariales, impulse nuevas actividades productivas, reconfigure las tradicionales y fortalezca los pilares de una sociedad capaz de navegar con soltura en la economía global y del conocimiento.


 


La estrategia que conduzca dicho proceso debe pivotar, a nuestro entender, sobre los siguientes pilares:


 


(i)         Desarrollo de un sólido sistema de educación y formación que genere valores, actitudes y habilidades acordes con las exigencias de una economía sustentada en el conocimiento y que haga de la creatividad su principal motor.


 


(ii)       Generación de un sistema de I+D firmemente comprometido con el desarrollo económico y social de la región.


 


(iii)     Impulso de un sistema empresarial vertebrado por campeones sectoriales, redes estratégicas y sólidos grupos empresariales capaz de liderar el sistema de innovación que oriente, impulse y alimente el sistema de I+D y educativo y absorba el flujo de conocimientos y habilidades que ellos generan.


 


(iv)     Infraestructuras adecuadas a las necesidades del siglo XXI, mayor independencia energética y abastecimiento hídrico.


 


(v)       Potenciación y el desarrollo de la sociedad civil, base para la constitución de una fuerte coalición de desarrollo a nivel regional y capacidad de negociación a nivel nacional.


 


La sociedad valenciana ha demostrado a lo largo del último medio siglo de su historia que es capaz de progresar y alcanzar altos niveles de bienestar. Ha sabido salir airosa de otros momentos críticos, con renovadas capacidades. Sólo hay que recordar la crisis de finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, o la más reciente de la primera mitad de la década de los noventa. Y lo ha hecho gracias a la capacidad de trabajo de los valencianos, el empeño e iniciativa de sus empresarios, la flexibilidad y capacidad de adaptación de su tejido productivo y la buena entente de que hemos dado muestras los actores económicos, sociales y políticos en los momentos difíciles.


 


La situación actual tiene poco que ver con las que he mencionado. Las turbulencias económicas son de menor calado, y muy localizadas en el sistema financiero, la economía mundial sigue funcionando bien y cuenta con nuevos motores, y la capacidad de respuesta institucional es mucho mayor. Además, nuestra economía es mucho más robusta, nuestro empresariado más cualificado, nuestra sociedad más equilibrada y nuestro sistema de innovación mucho más evolucionado y creativo. Pero de lo que no tengo ninguna duda es de que para responder al reto actual y sacar provecho de las oportunidades que tenemos ante nosotros, necesitamos desplegar con más intensidad aún nuestra bien probada capacidad de trabajo, elevar nuestra moral, tanto en el plano social como en el empresarial, apostar seriamente por la formación de nuestros recursos humanos y reforzar los lazos entre sistema productivo y sistema de I+D.


 


Ahora bien, si queremos sacar el máximo partido de estas fuerzas, es fundamental que cultivemos el noble ejercicio de la comunicación y cooperación entre los actores políticos, económicos y sociales en el marco de un ambicioso plan estratégico.


 

(030914)-provincias_la-copa-américa-cada-vez-más-cerca.pdf