La EF española sacrifica su rentabilidad para salvar empleo durante la crisis
La empresa familiar española ha mantenido durante la crisis su compromiso con el empleo, a pesar de la caída de los ingresos y aunque ello haya supuesto en muchos casos un recorte de su rentabilidad y su productividad. Así se desprende del estudio La Empresa Familiar en España (2015) (descargar PDF), elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar y su Red de Cátedras, y que ha sido presentado esta mañana en Madrid por el presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Javier Moll, el director general del IEF, Juan Corona, y los catedráticos José Carlos Casillas, María Concepción López y Ángel Meroño.
El Estudio, que ha contado con el patrocinio del Banco Santander, no tiene precedentes a nivel mundial. “Es el de mayor rigor, alcance y profundidad que se haya podido elaborar hasta ahora”, ha señalado José Carlos Casillas, quien ha asegurado que sólo una Red de Cátedras como la del IEF podía hacer algo así. En su elaboración, que ha durado dos años, han participado 38 Cátedras Universitarias de Empresa Familiar y cerca de 80 investigadores. Se ha utilizado una muestra de 142.000 empresas, lo que da idea de la fiabilidad de los datos obtenidos.
La importancia de la empresa familiar en España queda plasmada en tres grandes datos:
- El 89 por ciento de las empresas privadas españolas son de carácter familiar, lo que supone un total de algo más de un millón de compañías.
- El peso de la empresa familiar en la actividad económica equivale al 57,1 por ciento del Valor Añadido Bruto del sector privado.
- La empresa familiar española genera el 67 por ciento del empleo del sector privado, equivalente a 6,58 millones de puestos de trabajo, frente a los 3,28 millones de empleos de las empresas no familiares.
Han quedado fuera del cálculo todas las empresas con forma jurídica diferente a Sociedad Anónima y Sociedad Limitada y, en concreto, los autónomos, por lo que se puede decir que las cifras resultantes son “conservadoras”.
La crisis económica aporta una nueva evidencia sobre el compromiso de los empresarios familiares con el empleo, aunque sea a costa de perder competitividad y rentabilidad. El grueso de la destrucción de puestos de trabajo se ha concentrado en las empresas que han cerrado, ya que las empresas familiares que han seguido activas han incrementado el número de trabajadores por cada millón de euros ingresados, pasando de 4,7 empleados por millón de euros facturados en 2007, antes del inicio de la crisis, a 5,1 trabajadores en 2013. Mientras, las empresas no familiares han sobrevivido a la crisis mediante ajustes en el empleo, pasando en este mismo periodo de 3,1 a 3 trabajadores por millón ingresado.
La crisis ha provocado asimismo una fuerte caída de la rentabilidad de las compañías, más acentuada en el caso de las empresas familiares, debido en gran medida al mencionado compromiso con el empleo. No obstante, el Estudio pone de manifiesto que las empresas familiares que superan el umbral de los 50 trabajadores son capaces de obtener rentabilidades económicas superiores a las no familiares. Este dato rompe la idea de que las empresas familiares son siempre más pequeñas y menos rentables que las no familiares.
Por lo que se refiere al endeudamiento, las empresas familiares presentan ratios menores que las no familiares, tanto en el momento de entrada como en la salida de la crisis económica. De hecho, el gap de endeudamiento entre uno y otro grupo de compañías se amplía de manera significativa, pasando de 1,5 puntos a 20. Así, en 2007 el ratio de endeudamiento de las empresas familiares era del 67,2 por ciento y en 2013, del 73 por ciento. En el caso de las no familiares, ha pasado en este periodo del 68,7 al 92,9.
Estos datos se explican por el compromiso de los propietarios familiares por mantener la financiación de la empresa con sus propios recursos, dentro todo ello de una visión a largo plazo relacionada con la transmisión de la empresa a las siguientes generaciones.
El Estudio dedica también un extenso apartado a la gestión y a las singularidades de la empresa familiar española. Una característica destacable de la misma es su mayor antigüedad relativa. La longevidad de las empresas familiares es especialmente alta (33 años), muy por encima de la antigüedad promedio de las empresas españolas (en torno a doce años, según datos del Instituto Nacional de Estadística).
En relación al gobierno corporativo, hay que destacar que las empresas familiares apuestan de manera decidida por la incorporación de la mujer a la alta dirección empresarial. El 73 por ciento de los equipos directivos de las empresas familiares cuenta con presencia femenina, mientras que en el conjunto de las empresas españolas este porcentaje es de tan sólo el 32 por ciento.
Descargar estudio La empresa familiar en España (2015)