Infraestructuras


Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        8 de mayo de 2006Medio:        Inversval



Como manifestábamos en una conferencia reciente sobre infraestructuras, si los ciudadanos de la Comunidad Valenciana queremos garantizarnos un futuro económico más prometedor, tendremos que trabajar con inteligencia para conseguir superar los cuellos de botella de nuestro sistema de infraestructuras de comunicación, en el tiempo técnicamente posible. Los objetivos son:


 


1)     Conseguir la finalización, antes del año 2009, de la línea de alta velocidad entre Madrid y las tres capitales de provincia de la Comunidad Valenciana por Cuenca. Y todas al mismo tiempo.


 


Esto es técnicamente posible y todos los gobiernos han afirmado que no hay impedimentos presupuestarios, y si así fuese, permítase al capital privado entrar, pues la rentabilidad de esta línea lo atraerá sin problemas.


 


2)     Lograr que la línea convencional mejorada entre Albacete y Valencia esté en pleno funcionamiento en el año 2007 coincidiendo con la Copa del América y el tiempo entre Madrid y Valencia, por una parte, y entre Madrid y Alicante, por otra, se vea reducido a dos horas y media.


 


Las razones no sólo son económicas y estratégicas sino también de credibilidad de los políticos, de consideración hacia la sociedad valenciana y de respeto a la dignidad de sus ciudadanos.


 


3)     Completar la alta velocidad en el Corredor Mediterráneo entre Castellón y Tarragona, implantar el ancho europeo en esta línea y separar el tráfico de mercancías del de pasajeros en un tiempo prudencial que no debería sobrepasar el año 2010.


 


La rentabilidad de la línea, el peso económico del Arco Mediterráneo, la racionalidad medioambiental y la necesidad de comunicar a los principales y más dinámicos puertos del país lo exigen.


 


4)     Facilitar la accesibilidad internacional de la Comunidad Valenciana por vía aérea, impulsando los aeropuertos de L’Altet y Manises y acelerando la construcción del de Castellón.


 


Las decisiones tomadas recientemente, después de una larga e injustificada espera, en materia de inversiones desbloquean el proceso y permiten trabajar para que L’Altet se convierta en el gran aeropuerto internacional del área central del Arco Mediterráneo Español que debe ser y que el desarrollo turístico de la cornisa mediterránea requiere.


 


Paralelamente, es necesaria la presencia de los actores empresariales en el consejo de administración de los aeropuertos valencianos para introducir racionalidad y dinamismo a estas infraestructuras fundamentales para la economía turística y el tráfico de mercancías especiales.


 


5)     Garantizar el desarrollo del sistema portuario de la Comunidad Valenciana y en especial del megapuerto Valencia-Sagunto y su consolidación como gran puerto transoceánico del Mediterráneo.


 


La ampliación del puerto de Barcelona introducirá una fuerte competencia por la hegemonía en el Mediterráneo Español, pero cabe esperar que el desbloqueo del proceso de ampliación del de Valencia-Sagunto que supone el plan estratégico de la Autoridad Portuaria de Valencia permita afrontarla con éxito siempre que se lleve a la práctica y no lo estrangule la política ferroviaria.


 


6)     Conectar los diferentes modos de transporte en un sistema multimodal que dé soporte a una gran plataforma logística en el Arco Mediterráneo.


 


Para ello no sólo es importante la conexión ferroviaria con los puertos y aeropuertos y la mejora de la accesibilidad por carretera de los primeros. También es necesario mejorar las comunicaciones por carretera y tren con el norte de España por Teruel y Zaragoza, un proyecto cuya lentitud es aún más desesperante que la del AVE Madrid-Comunidad Valenciana.


 


Podemos pensar que el alcanzar estos objetivos depende de Madrid, que es quien al final toma las decisiones. Pero lo cierto es que para conseguirlos los valencianos debemos forjar el poder de negociación como pueblo que hasta ahora, inmersos en contiendas internas, hemos sido incapaces de crear.


 


Debemos identificar los problemas que sufrimos como colectivo, a través de la reflexión conjunta que nos permita separar lo importante de lo accesorio, lo que nos une respecto de lo que nos separa, identificar y tomar conciencia de nuestras debilidades y fortalezas, así como de las amenazas que nos acechan si seguimos como hasta ahora y de las oportunidades de las que podemos beneficiarnos si actuamos con inteligencia y sumando capacidades y esfuerzos.


 


Pero esta labor de reflexión de poco serviría si no fuera seguida de decisiones colectivas y acciones coordinadas con unos objetivos claramente definidos, metas, tiempos, medios y acciones.


 


En suma, lo que los valencianos necesitamos es dotarnos de instrumentos de reflexión, movilización conjunta y coordinación de actuaciones, es decir de un plan estratégico que cree la atmósfera de reflexión, cooperación entre actores públicos y privados para la acción y un lugar de encuentro entre actores de distintos territorios para poner sobre la mesa nuestras aspiraciones, seleccionarlas, priorizarlas con criterios de eficacia, eficiencia y solidaridad y poner conjuntamente los medios para conseguirlos.


 


Pero lo más importante es que haciendo esto nos aproximamos, aprendemos a trabajar juntos y multiplicamos nuestra influencia ante Madrid y Bruselas.


 


Los valencianos en general, y los partidos políticos en particular, hemos demostrado en relación con el Estatuto que tenemos capacidad para lograr consenso en torno a las cuestiones importantes. Continuemos por esta senda y generemos una amplia coalición de desarrollo en la que se integren las organizaciones empresariales y sindicales, las organizaciones cívicas, las universidades, los medios de comunicación y los partidos políticos.


 


Pongámonos de acuerdo concertadamente sobre las prioridades, entre las que las infraestructuras de comunicación ocupan un lugar de privilegio, y desarrollemos los medios para conseguir su efectiva ejecución en tiempo y forma.


 


Es hora de dejar de lado debates internos estériles, de los que se sirven otros para “ningunearnos”, y ponerse a trabajar en serio por el futuro común.


 


Los políticos deben asumir su responsabilidad, afrontando y liderando la solución de los problemas que nos afectan a todos. A la sociedad civil le corresponde exigir que los políticos asuman su responsabilidad y comprometerse en las soluciones, tanto en la fase de reflexión como de ejecución.


 


Todos somos responsables de lo que nos ocurre y sólo tomando conciencia de ello podremos superar una situación que, de seguir así, compromete seriamente el bienestar futuro. Los medios de comunicación, por su capacidad de sensibilización y creación de opinión, pueden convertirse en el catalizador que impulse un debate serio sobre lo importante y un proceso de creación de la voluntad colectiva que nos permita tomar las riendas de nuestro futuro.


(060301)-nexe_la-empresa-valenciana-economia-global-y-conocimiento.pdf