El Desarrollo del Complejo Portuario Valencia-Sagunto Cuestionado


Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        27 de Noviembre de 2006


Medio:        Las Provincias


      


Desde hace algunos años venimos insistiendo desde la Asociación Valenciana de Empresarios sobre la necesidad de acometer con firmeza y sin dilación la ampliación del complejo portuario de Valencia-Sagunto con el objeto de no perder la posición privilegiada que ha conseguido en los últimos tres lustros en el concierto portuario del Mediterráneo Occidental.


 


Una posición que lo ha convertido en un puerto interoceánico de primera magnitud en el Mediterráneo y el primer puerto español en tráfico comercial de contenedores. Consolidar esta condición de gran puerto interoceánico no sólo es crítico para el futuro del negocio portuario, sino fundamental para la evolución de la economía valenciana. De ahí que poner barreras a este desarrollo sin una seria y bien medida evaluación de los costes y beneficios, es tan irresponsable, como peligroso, para el futuro de nuestra sociedad.


 


El mundo económico está cambiando a marchas forzadas, con lo que no adaptarse a tiempo puede suponer perder de forma irremediable la oportunidad de mantener la posición competitiva y, con ello, la capacidad de asegurar y mejorar los niveles de vida y el empleo.


 


La globalización económica, a la que ha contribuido sustancialmente el tráfico de contenedores, confiere a las economías que tienen la suerte de contar con un gran puerto interoceánico una sustancial ventaja económica y no pocas oportunidades de atraer inversiones y actividades de mayor valor añadido.


 


Y ello porque un puerto interoceánico es uno de los contados nodos de las grandes líneas de navegación internacionales por las que discurre el grueso del tráfico marítimo. La tendencia es a una considerable reducción de los puertos interoceánicos, que en el Mediterráneo Occidental pueden reducirse a tres o cuatro. Si se tiene en cuenta que el coste de transporte marítimo es significativamente inferior al terrestre, se comprenderá la ventaja que para la producción valenciana, fuertemente internacionalizada, tiene contar con un gran puerto interoceánico en el centro de la Comunidad.


 


El coste adicional que para la producción valenciana supondría tener que desplazarse a otros puertos ya en sí constituye un importante argumento para defender el desarrollo de las infraestructuras portuarias del centro de la Comunidad. Pero más importante tal vez es el impacto económico que para la Comunidad Valenciana tiene el contar con el punto de entrada y salida de las mercancías procedentes y destinadas al centro, sur y norte de España, así como convertirse en punto de entrada y salida europea de las mercancías procedentes y destinadas al extremo oriente.


 


El desplazamiento que se está dando en el centro de gravedad de la economía mundial desde el Atlántico al Pacífico abre unas posibilidades inéditas de desarrollo de los pocos puertos del Mediterráneo que pueden aspirar a la categoría de puertos interoceánicos. Posibilidades que harán bascular hacia el Mediterráneo el tráfico internacional que confluye en la Unión Europea.


 


En este contexto, lo que se haga en los próximos años en el complejo portuario Valencia-Sagunto afectará no sólo a las oportunidades de situar en la Comunidad Valenciana un gran puerto interoceánico sino a la implantación de actividades de vanguardia en nuestro suelo. Y no se trata sólo de las relacionadas con la logística y el tráfico multimodal, sino también de actividades transformadoras, de gestión y de dirección de procedencia internacional, que suelen implantarse allí por donde entran los flujos de mercancías.


 


En caso de no responder a las exigencias que impone la competencia interportuaria actual, la presente actividad se vería seriamente afectada, porque aquí, no lo olvidemos, se trata de estar arriba o no estar, no hay puntos intermedios. Y ello por varias razones:


 


Pueden verse afectados negativamente, si no se sigue avanzando como las circunstancias exigen, los más de 550 millones de valor añadido que el puerto genera anualmente, y que representan casi el 1,3% del PIB regional, peligrando además muchos de los 14.500 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos que se estima genera el puerto de Valencia.


 


La actividad del entorno económico del puerto vendrá a soportar un sobrecoste de cerca de 1.000 millones de euros anualmente, en claro desmedro de una competitividad ya cuestionada, si no se consolida la condición de puerto interoceánico.


 


Pero tal vez lo más importante es el renunciar a toda la actividad y empleo que traería consigo la consolidación en el nuevo escenario de la economía mundial del complejo portuario como gran puerto interoceánico y los derivados de sus efectos inducidos sobre el sistema productivo valenciano. Efecto inducido que no sólo tendrá consecuencias cuantitativas, sino también cualitativas, al atraer actividades de valor añadido que de otra manera no vendrían. Efecto este del que no puede prescindir una economía sustentada en la construcción, las industrias tradicionales y el turismo de sol y playa.


 


Con esto como trasfondo, parece lógico pedir a políticos, representantes de la sociedad civil y colectivos laborales un talante más reflexivo y ponderado a la hora de pronunciarse sobre la ampliación de los puertos de Valencia y Sagunto, unos, y manifestar sus reivindicaciones, otros.


 


Y en este proceso de reflexión es fundamental considerar los intereses y posicionamiento de las navieras, pues la probabilidad de que este complejo portuario se consolide definitivamente como gran puerto interoceánico depende de su asentamiento. Pues no podemos olvidar que aunque nuestra ubicación es ventajosa en términos geográficos, la proximidad y proyección del puerto de Barcelona sigue siendo una autentica amenaza.


 


No estamos defendiendo que los objetivos económicos prevalezcan sobre los sociales y medioambientales sin más. Lo que pedimos es que se relacionen y ponderen dentro del marco de una reflexión bien informada, abierta y constructiva, que es la única que puede permitir conciliar intereses y objetivos de distinta naturaleza.


 


Se están vertiendo demasiadas opiniones sobre los impactos medioambientales de las ampliaciones de los dos puertos sustentadas en suposiciones no contrastadas. Hay más ruido que nueces en este proceso. Y es evidente que la cuestión es importante.


 


Pero el desarrollo sostenible tiene por objeto hacer compatibles los objetivos económicos, sociales y medioambientales de una sociedad, incluso con la aceptación de cierto intercambio entre estos tres objetivos cuando esto sea asumible.


 


Y la única forma de gestionar este proceso complejo es mediante buena información y un debate colectivo razonado y serio, en el que se barajen los costes y los beneficios. Los beneficios económicos y sociales del desarrollo portuario son considerables, y posiblemente su relevancia estratégica para el futuro sea aún mayor. Los costes ecológicos también existen y deben ser considerados, especialmente para ser neutralizados al máximo. El proceso de la Declaración de Impacto Medioambiental los ponderará, exigiendo las medidas compensatorias a ejecutar.


 


Lo que sobran son afirmaciones no contrastadas, cuando no demagógicas y oportunistas. Lo que posiblemente falte es más información a los ciudadanos y un debate sosegado que confluya en un proyecto lo más consensuado posible. Y animamos al la Autoridad Portuaria de Valencia a que siga con sus ambiciosos planes de crecimiento y de mejora de la gestión y la productividad que complementen el proceso de ampliación.


 


 

(070226)-reflexiones-para-una-nueva-legislatura—el-boletin.pdf