II Encuentro Economía y Sociedad

“El fortalecimiento de las instituciones de la sociedad civil en España:Una necesidad improrrogable”

Asociación Valenciana de Empresarios
Círculo de Economía
Círculo de Empresarios
Círculo de Empresarios Vascos
Club Financiero Vigo
Observatorio Económico de Andalucía

El fortalecimiento de la sociedad civil es un elemento esencial para el desarrollo de la calidad del sistema democrático en España.

En la declaración emitida el año pasado por nuestras asociaciones, criticábamos la vocación intervencionista del poder político-administrativo en los ámbitos de la actividad social, en parte por dejación de la sociedad civil, vocación que impide profundizar en la mejora del sistema democrático y en el logro de mayores niveles de bienestar para la sociedad.

Este año hacemos hincapié en el deber que tiene la sociedad civil de crear y utilizar sus instituciones para contribuir a la consecución de los objetivos antes mencionados.

En las naciones más democráticas, la representatividad política plena mediante una creciente participación ciudadana, los medios de comunicación libres y una  sociedad civil bien organizada, constituyen los pilares sobre los que se sostiene el sistema social.

 Las diversas entidades de la sociedad civil tienen la responsabilidad de contribuir a consolidar las instituciones democráticas, promover la mejora de la actuación pública, particularmente en lo que concierne a los movimientos descentralizadores de la administración y de otras decisiones políticas, así como de contribuir a la acción gubernamental, en las esferas interior e internacional.

Los países anglosajones constituyen buenos ejemplos de sociedades civiles sólidas. Sin embargo, en la mayoría de los países de Europa meridional, incluida España, a pesar de contar con un rico tejido de instituciones tradicionales a lo largo de su historia, existe una más frágil y corta tradición democrática. Esto se traduce en que no haya sido posible el desarrollo de instituciones propias de la sociedad civil tal como las entendemos hoy día y en la misma medida que en aquellos otros países.

La falta en España de una cultura favorable al desarrollo de una sociedad civil queda perfectamente reflejada en los resultados de la encuesta World Values Survey (oleada 1999-2004) según la cual, mientras que en España sólo un 3,5% de los encuestados responde taxativamente que los individuos deberían asumir más responsabilidad en la resolución de los problemas que les afectan, un 19% considera que es el gobierno quien debe hacerlo. En cambio, esos porcentajes se invierten en países como EEUU (18,7% frente a 7,4%), Gran Bretaña (13% frente a 3,1%) e Irlanda (16,1% frente a 4,7%).

Uno de los aspectos en los que se pone particularmente de manifiesto esa falta de tradición en nuestro país, es la escasez de centros de pensamiento independientes con vocación de influir en la vida pública. Esta carencia de convicción en la corresponsabilidad social y política de la sociedad civil es en parte responsable de la fuerza expansiva del poder político.

Por otra parte, podemos observar que, en ocasiones, la participación de las instituciones de la sociedad civil en la cosa pública está condicionada por las Administraciones, otorgando a algunas una representatividad que no se corresponde con su realidad, o rechazando la  representatividad de otras más legitimadas. Las subvenciones a las instituciones de la sociedad civil generan clientelismo y propician que esas instituciones terminen dependiendo de los favores del poder político, en lugar de ejercer influencia sobre él.

Solamente con un amplio apoyo de la sociedad civil, puede el poder político acometer los grandes retos que tiene planteados la sociedad española. Para ello, ha de buscarse el equilibrio en el ejercicio del poder político, la estabilidad en las instituciones públicas, la maduración de la conciencia ciudadana y el desarrollo de las entidades de la sociedad civil. A fin de lograr estos objetivos irrenunciables, resulta crucial favorecer el desarrollo de plataformas civiles de encuentro, que induzcan al diálogo y hagan posible el entendimiento, consiguiendo así los más amplios acuerdos sociales. En este ámbito, nuestras organizaciones están asumiendo, desde hace muchos años, la responsabilidad de contribuir al progreso económico, político y social de España.

Se trata, en definitiva, de hacer un llamamiento para que la sociedad civil, por medio de sus instituciones, participe en los procesos de consulta, decisión, gestión y control de las políticas públicas. Para ello es preciso superar la desconfianza y el desinterés que han venido manteniendo -tanto las instituciones políticas como los diversos agentes de la sociedad civil- respecto a la capacidad de estos últimos de actuar y participar en la cosa pública, aprovechando las oportunidades y el potencial que esto supondría para la mejora de la calidad del sistema democrático en España.

Documentos:

Declaración Conjunta II Ecnuentro