Construir la Economía Española del Futuro
I- Introducción
Hoy nadie discute ya que la economía española, al igual que la de los países occidentales, está en crisis. Pero el que en nuestro caso se junten la crisis internacional y la crisis de modelo de crecimiento, hace presumir que la severidad de los efectos y la exigencia de las soluciones, sean mayores.
Aunque no es momento de buscar culpables, si es necesario decir que la mayor irresponsabilidad es no asumir la gravedad de las cosas y seguir actuando como si no fuese con nosotros. Especialmente porque las soluciones empiezan con un diagnóstico realista y el valor de asumir los propios errores. Sólo así seremos capaces de ganarnos el respeto y la confianza de los otros.
La combinación de la crisis financiera y de las materias primas básicas, de índole internacional, y la crisis del modelo de crecimiento, de orden interno, en una economía, la española, que ha crecido durante mucho tiempo a tasas elevadas, ha originado un aterrizaje brusco y convulso, que por lógica tiene que producir vértigo, desconcierto y miedo. Un estado anímico que las convulsiones e incertidumbres del sistema financiero americano aún enturbian más.
Ante una situación como ésta, es fundamental recuperar la calma, generar confianza, crear consenso sobre los objetivos y acciones a emprender y actuar concertadamente y con convicción. Es lo que hacemos en nuestras empresas en momentos de cambio, y es lo que hemos hecho como sociedad en otros momentos de nuestra historia reciente (la democratización de la sociedad española supuso un reto mayor y lo superamos con sobresaliente).
Para conseguir todo esto es fundamental un fuerte liderazgo y voluntad de diálogo. Un liderazgo y un diálogo que generen confianza y sosiego, den lugar a un diagnóstico consensuado y permitan articular un plan de acción integrador, ilusionante y movilizador.
España tiene importantes fortalezas y no pocas debilidades. Con un buen uso de las primeras y una inteligente gestión de las segundas podemos:
a) Sortear las amenazas que nos acechan en un mundo convulso y en rápido cambio.
b) Aprovechar las grandes oportunidades que presentan los momentos de esta naturaleza.
Aparte de unas cuentas públicas bastante saneadas y un sistema financiero musculoso, España cuenta con un inestimable activo: el capital empresarial que se ha venido creando y ejercitando en el largo periodo de bonanza de los últimos doce años.
Este capital empresarial es la clave tanto de la adaptación de nuestra economía a la crisis como de la creación de un nuevo modelo de crecimiento. Un modelo de crecimiento sustentado en actividades más intensivas en conocimiento, impulsoras de la actividad de I+D que el país precisa y generadoras de un crecimiento sostenido de la productividad.
Pero para ponerlo en valor es necesario un sistema de política pública articulado en torno a dos ejes de acción: uno que persiga objetivos de corto y medio plazo y otro orientado al largo plazo. Ambos ejes son complementarios y se refuerzan mutuamente.
II- Políticas a corto y medio plazo
Proponemos que las políticas de corto plazo y medio plazo, destinadas a estabilizar y adaptar la economía actual al nuevo entorno, se sustenten en las siguientes líneas estratégicas:
1) Normalización del sistema financiero.
Es fundamental que el BCE y el gobierno español actúen con firmeza y perseverancia para incrementar la liquidez y el crédito, normalizar el mercado interbancario, reducir el euribor y desatascar el mercado de la vivienda, que restringe la capacidad de financiación de muchas instituciones financieras.
El gobierno español y los organismos financieros públicos deben:
a) Avalar a las instituciones financieras nacionales para facilitar y abaratar su captación de liquidez y
b) Contrarrestar con eficacia la injustificada desconfianza que se ha generado en los mercados internacionales respecto a la solvencia de nuestra economía y de nuestro sistema financiero.
2) Control de la inflación.
Para quebrar la espiral inflacionaria y evitar la pérdida de competitividad que ya venimos sufriendo desde hace tiempo, es necesario:
a) Renegociar la cláusula de indiciación salarial.
b) Apostar seriamente por la productividad y la calidad, que garantizarán incrementos reales de los salarios y creación de empleo.
c) Impulsar decididamente la competencia, especialmente en el sector servicios (electricidad, agua, gas, telefonía, carburantes, servicios a empresas, etc.).
3) Política de mercado de trabajo.
Debe centrarse en conseguir al mismo tiempo flexibilidad, empleabilidad y compromiso laboral.
Una economía necesitada de adaptación y transformación, precisa de mecanismos que garanticen, al mismo tiempo, flexibilidad para el sistema productivo (funcional y numérica) y seguridad para el trabajador.
Para conseguir ambos cometidos es fundamental agilizar los mecanismos de recolocación y mejorar la educación reglada y no reglada.
Una economía competitiva requiere del compromiso laboral con la productividad y bajos índices de absentismo. Poner la productividad como variable clave en los convenios y un eficaz control del alto absentismo existente en España, son acciones ineludibles.
4) Política de promoción económica.
La política fiscal debe promover, mediante deducciones fiscales, la reinversión de beneficios, la creación de empleo y la inversión en conocimiento. Una comunicación más eficaz y una mayor agilidad en los mecanismos de validación son imprescindibles.
Además, proponemos simplificar los procedimientos administrativos que actualmente constituyen una barrera a la creación de empresas y al desarrollo de la actividad empresarial, así como homogeneizarlos entre las diferentes Comunidades Autónomas.
III- Políticas de largo plazo
Proponemos que las políticas con un horizonte temporal de largo plazo, las de transformación, se enmarquen en las siguientes líneas estratégicas:
1) Serio impulso a la política de infraestructuras y energética.
El impulso a la política de infraestructuras tiene un doble objetivo:
a) Reactivar la actividad económica y el empleo en el sector de la construcción.
b) Incrementar la competitividad de nuestra economía.
La existencia de múltiples formulas de financiación (pública, privada, mixta) permite un amplio margen de maniobra económica al gobierno, pero requiere de mayor agilidad por parte de la Administración.
Por lo que se refiere al impulso de la política energética, el mismo debe servir para fomentar el ahorro energético y la diversificación de la oferta, al tiempo que aligerar los problemas de balanza comercial y los ecológicos.
La potenciación de la política energética tiene que afrontarse sin dogmatismos ni anatemas, como los que ha sufrido la energía nuclear.
2) Apuesta seria por un cambio de modelo de crecimiento.
Esto exige:
a) Hacer de la tecnología y del conocimiento el eje fundamental del sistema económico y el principal factor a promocionar y desarrollar.
Tenemos que apostar por que en el plazo de cinco años España alcance tasas de inversión en I+D del 2% del PIB.
b) Desarrollar un robusto sistema de innovación, sustentado en una estrecha relación entre empresas, centros de I+D y centros de formación, que sea garante del impulso inversor en I+D y del aprovechamiento económico-comercial de sus resultados.
c) Apostar seriamente por la adaptación del actual sistema industrial y terciario y por el desarrollo de actividades emergentes de alto valor añadido e intensivas en conocimiento.
d) Construir un sistema educativo de calidad.
Debemos lograr que en el plazo de cinco años el porcentaje de gasto educativo público sobre el PIB iguale al de los países líderes de la UE.
e) Fomentar el crecimiento del tamaño y calidad empresarial por mediación de acciones de apoyo a la creación de campeones nacionales y redes empresariales innovadoras.
f) Despliegue y fortalecimiento del capital riesgo, capital desarrollo y capital semilla.
3) Hacer de la ordenación del territorio un eje estratégico del desarrollo futuro.
Para ello debemos aprovechar la posición geográfica y el privilegiado medio natural y social de este país, al tiempo que debemos conservar y valorizar nuestro patrimonio ecológico.
El gobierno de España debe, además, llevar a cabo una sólida campaña de comunicación internacional para lavar y mejorar la imagen turística y residencial de nuestro país.
4) Difundir los valores que sustentan una economía sana y competitiva.
Se trata de que las instituciones públicas, las instituciones educativas, las organizaciones políticas, sociales y empresariales, así como las organizaciones de la sociedad civil, se comprometan en su práctica y acción comunicativa y educativa a extender y consolidar en el sistema económico y la vida cotidiana los valores e ideas de:
a) Ética del trabajo
b) Rigor
c) Confianza
d) Esfuerzo
e) Cooperación
f) Transparencia
g) Solidaridad
h) Desarrollo sostenible
IV- Conclusión
Necesitamos un acuerdo social y político de amplio alcance, y bien comunicado, que dé continuidad a las acciones, genere confianza, elimine incertidumbres e ilusione.
Superar esta crisis y crear una economía creativa y competitiva es responsabilidad de todos, gobierno y oposición, organizaciones empresariales y de trabajadores, organizaciones sociales y ciudadanos.
Pero el gobierno tiene la gran responsabilidad de asumir la realidad tal cual es y trabajar seria y decididamente por crear consenso y concertar esfuerzos.
Sólo así expulsaremos el miedo y ganaremos el futuro.