AVE en contra de la nueva tasa de gas

Si el Gobierno aprueba la nueva tasa que grava el consumo del gas, la industria cerámica, uno de los principales motores de la economía valenciana y actividad exportadora por excelencia, se verá seriamente afectada.

Cuando la economía nacional necesita mejorar su competitividad e incrementar su proyección exportadora, no se puede ir en contra de las actividades que pueden hacerlo posible.

Es bien sabido que la salida de la crisis, el crecimiento de la economía y la creación de empleo pasan en este momento por el incremento de la actividad exportadora y la promoción de actividades innovadoras en las que el país consiga ventajas competitivas.

Una de las actividades en las que se suman ambos aspectos es la industria cerámica, que no sólo está resistiendo los embates de la crisis e incrementando sus exportaciones, sino que ha sido capaz de crear un auténtico sistema de innovación en nuestro país y situarnos en la vanguardia tecnológica, productiva y exportadora mundial.

Entonces, ¿cómo es posible que el Gobierno esté pensando en crear una nueva tasa que grave el consumo de gas, la fuente energética por excelencia de esta industria, asfixiando no sólo a gran parte del sector industrial español, sino a una de las pocas actividades en las que sobresalimos a nivel internacional?

La industria cerámica es una actividad en la que España ocupa el tercer lugar, después de China e Italia, en el ránking mundial de exportadores. Es el tercer sector que más superávit comercial aporta al país. En 2011 exportaba el 73% de la producción y, desde el año 2009, en que experimentó una sensible caída, las exportaciones han venido creciendo de forma continuada y a tasas significativas (del 7% en 2011 y del 9% en el primer trimestre de 2012). El empleo directo generado es de unos 12.800 puestos de trabajo, y más de 5.000 indirectos, con una gran cantidad de puestos de trabajo inducidos.

Pero es en la Comunidad Valenciana donde este sector adquiere una especial importancia, concentrando gran parte de la actividad nacional y generando el 94,6% de las exportaciones españolas del producto. A nivel regional es responsable del 9% de las exportaciones y el 7% del empleo industrial. Pero lo más importante es la capacidad innovadora que ha desarrollado en este territorio, conformando el sistema de innovación más potente y evolucionado de la región.

Es importante tener presente que el gas es una de las fuentes energéticas más económicas, es mucho menos contaminante que las energías tradicionales, como el carbón o el petróleo, y el uso que se hace de él por las empresas de la cerámica es altamente eficiente, con pleno aprovechamiento del calor y la generación de electricidad. Pero lo más importante es que constituye un recurso fundamental para el sector cerámico.

La tasa que se pretende introducir no sólo mermará la capacidad competitiva de este sector, sino que tendrá consecuencias nefastas para una economía, la de Castellón, ya muy castigada por la crisis. El hecho de que más del 70% de la producción se exporte, aconseja considerar a esta actividad como un caso especial. No se trata de subvencionar la producción, como reclaman otras actividades, sino de no seguir minando, mediante un nuevo impuesto, la capacidad competitiva de una actividad fuertemente exportadora e innovadora ya castigada por el diferencial inflacionario español de los años de la burbuja y los altos costes financieros y la dificultad de conseguir crédito que hoy atenaza a las empresas españolas a causa de la crisis de la deuda.

Resulta curioso que cuando la Comisión Europea y el sentido común reclaman una devaluación interna, por la vía de la reducción de las cotizaciones sociales, para mejorar la competitividad de nuestra economía, el Gobierno genere una revaluación interna por la vía de impuestos a la producción de los sectores exportadores.

La economía española y la valenciana están en graves dificultades. El crecimiento protagonizado por actividades competitivas y exportadoras es la única vía para incrementar de forma sostenible el ingreso nacional y el empleo. Y ambos procesos son imprescindibles para reducir el déficit público, causa fundamental de nuestros problemas financieros. De ahí que resulte incomprensible que el Gobierno pretenda implantar una medida que no sólo atenta contra la única solución posible a nuestros males, sino que tendrá un efecto recaudatorio contrario al deseado, al reducir la actividad que utiliza el gas. Con el agravante de que se va a penalizar a la forma más eficiente de uso de la energía.

El sector cerámico español ha experimentado ya, durante el tiempo que llevamos de crisis, un importante proceso de reconversión que ha traído consigo una reducción del 30% en el número de empresas y una destrucción de empleo de prácticamente del 45%. El que ahora se intente incrementar el coste, a base de impuestos, del principal factor productivo del sector, el gas, acabará por deprimir la actividad, destruyendo multitud de empleos tanto directos como indirectos, reducirá las exportaciones del país y hará languidecer a un exitoso sistema de innovación.

El problema que plantea la medida del gobierno puede reflejarse de forma cuantitativa de la siguiente forma:

a) Con la nueva tasa se calcula que el Gobierno puede ingresar unos 43 millones de euros.

b) Los beneficios del conjunto del sector cerámico en 2010 fueron de 32 millones de euros, es decir, el sector entraría en pérdidas.

c) Las consecuencias económicas negativas de establecer la tasa pueden alcanzar los 100 millones, porque el incremento del coste del gas obligará a cerrar muchísimas empresas, y a despedir a unas 5.000 personas (indemnizaciones, prestación por desempleo, etc.).

El Gobierno no está teniendo en cuenta los efectos colaterales de una nueva tasa sobre el gas. La supuesta recaudación inmediata que ésta puede aportar generará no sólo una disminución mucho más importante de los ingresos fiscales, por la reducción de la producción y el ingreso nacional, sino también un incremento del gasto en subsidios de desempleo y un importante impacto en la actividad productiva y en las exportaciones de un sector altamente innovador, en el que España es líder mundial y debe seguir siéndolo. Tanto por sus efectos a corto como a largo plazo, aplicar una nueva tasa al gas utilizado por la actividad cerámica constituye un error muy grave de política económica.

Si el Gobierno persiste en su empeño, no sólo fracasará en el objetivo de reducir el déficit público, sino que minará las bases de la reactivación económica y la creación de una economía productiva sólida y competitiva.

Apelamos a la sensatez del Presidente del Gobierno para impedir semejante desatino y evitar con la medida un mero afán recaudatorio.