AVE e Ivie analizan los factores de la baja productividad en la Comunitat Valenciana

En el marco del compromiso con la vertebración y el crecimiento económico de la Comunitat Valenciana, desde la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) hemos organizado una nueva sesión de trabajo para analizar la evolución de la economía de la Comunitat Valenciana y contrastar la realidad que viven los empresarios con la situación que refleja el cuadro de indicadores socioeconómicos de AVE, que elaboramos junto con el Ivie.

La bienvenida del acto, celebrado en el Sabadell Hub Empresa, ha corrido a cargo de Cándido Zorio, director de la Red Empresas Territorial Este de Banco Sabadell.

Tras ello, la apertura de la sesión ha corrido a cargo de Agnès Noguera, vicepresidenta de AVE, que ha puesto en valor la importancia de estas sesiones para conocer no solo los datos, sino las opiniones, buenas prácticas y propuestas de los empresarios en el debate que se genera tras la exposición.

De manos de Joaquín Maudos, director adjunto de Investigación del Ivie y catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, se han analizado los factores que explican la baja productividad de la economía valenciana, un problema estructural, y se ha llegado a 4 conclusiones:

  1. La distancia que nos separa de la renta por habitante de España ha aumentado del 12,2% en 2019 al 14,4% en 2024 y hemos retrocedido dos posiciones (de la 10 a la 12) en el ranking regional. La divergencia viene de mucho más atrás. Estamos más cerca de la renta por habitante de las regiones pobres que de las ricas.
  2. Nuestra debilidad se deriva de la baja productividad de una parte mayoritaria del tejido productivo y de las carencias del sector público para apoyarlo por falta de recursos. Estamos en una posición muy rezagada en el ranking regional de productividad (la 13 de 17).
  3. Para converger a las regiones más prósperas, es necesario aumentar la productividad, lo que exige: a) orientar la especialización hacia los sectores más productivos (que pesan muy poco en la CV); y b) aumentar la calidad de los factores utilizados, lo que exige un mayor esfuerzo inversor en capital TIC, intangible (que es el más estrechamente relacionado con la digitalización) y humano.
  4. La mejora de productividad exige colaboración de empresas y AA.PP. Las primeras son las protagonistas del esfuerzo inversor y de los cambios de especialización productiva, y las segundas deben crear condiciones óptimas para que las empresas tomen sus decisiones, facilitando los negocios y garantizando las infraestructuras y servicios públicos que son inputs necesarios del proceso de producción. Y esto último exige corregir la infrafinanciación.

Además, se han planteado cinco propuestas y una serie de recomendaciones tras la DANA:

  1. Redirigir la inversión hacia activos intangibles.
  2. Impulsar la profesionalización de la gestión de las empresas.
  3. Promover la transformación digital de las organizaciones.
  4. Difundir e imitar las prácticas de las mejores empresas.
  5. Evaluar regularmente las políticas públicas.
  6. Recomendaciones frente a la DANA
  • Centrar la atención en el daño en los activos (al menos 17.000M€) y no en el PIB/empleo.
  • Aumentar la inversión en infraestructuras hidráulicas (que se ha desplomado en la última década).
  • Aumentar el montante de ayudas no reembolsables para que sean acorde al daño económico producido (las anunciadas son 11.000M€ frente al menos 17.000 de pérdidas), y que lleguen con celeridad.
  • Invertir en intangibles (sistemas de alerta, formación de la ciudadanía y los que toman decisiones).
  • Aprovechar la reconstrucción para aumentar la productividad.

 

Por último, los asociados de AVE han podido compartir un espacio de reflexión en el que han compartido impresiones, experiencias y buenas prácticas muy enriquecedor.