Construir la Economía Valenciana del Futuro
Autor: Francisco Pons Alcoy
Fecha: 19 de septiembre de 2004Medio: Levante EMV
Hay algunos principios y tendencias que ninguna economía puede evadir:
1) Un principio fundamental de las realidades económicas modernas es que no son el producto de leyes naturales sino creación humana. Y cuanto más compleja es la realidad y más actores participan en la construcción del edificio, mayor es la necesidad de coordinación y concertación de esfuerzos y planes de acción.
2) La segunda cuestión fundamental es que el corto y el largo plazo están estrechamente relacionados en los procesos económicos, lo que implica que los resultados de hoy son en gran medida resultado de las tendencias de largo plazo y que de lo que hagamos hoy depende el futuro.
3) La tercera y no menos importante regla económica es que no hay crecimiento continuo de una economía sin cambios estructurales, tecnológicos, organizativos y sectoriales.
Estos principios y tendencias deben hacernos reflexionar seriamente a los valencianos sobre nuestra situación, actitud y comportamiento. Aunque la Comunidad Valenciana ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, lo ha hecho en buena medida a estímulos de los fondos comunitarios (gracias a nuestra condición de Región Objetivo 1), del sector de la construcción, del turismo y de las exportaciones industriales. Pero todas estas fuerzas están agotándose.
Si las fuerzas del crecimiento reciente están agotándose, ¿qué garantizará el que sigamos elevando nuestros niveles de vida en el futuro? Los sectores industriales de nuestra Comunidad, el núcleo fuerte de nuestra tradicional base exportadora y principal locomotora histórica de nuestra economía, están siendo afectados por la despiadada competencia externa y por una paridad euro/dólar que no nos es favorable, lo que se manifiesta en la reducción de las exportaciones y del empleo.
Si no encontramos alternativas a las fuerzas tradicionales del crecimiento económico, dudo que podamos seguir mejorando los niveles de vida de nuestra población. Porque el cambio estructural de la mano de nuevos sectores de mayor valor añadido per cápita, más intensivos en conocimiento y de mayor crecimiento (ej.: química aplicada, electrónica, automoción o material médico) que experimentó un importante impulso absoluto y relativo en los años ochenta, se ha ralentizado sensiblemente en los últimos años. En estas circunstancias, con sectores maduros y de bajo crecimiento, sometidos a la fuerte competencia de países emergentes, exportaciones decrecientes, construcción ralentizándose y con claros límites al crecimiento, lo lógico es que la tasa actual de crecimiento disminuya al menos algunas décimas.
Para ir bien la Comunidad Valenciana tiene que situar sus niveles de vida en línea con la media de la Unión Europea de los 15 en los próximos diez años, y para ello no sólo tiene que seguir creciendo, sino hacerlo a una tasa superior en alrededor de dos puntos a la tasa de crecimiento de dicho espacio. Y para conseguirlo no podemos confiar sólo en las fuerzas espontáneas del mercado, como hasta ahora.
Es imprescindible hacer un diagnóstico realista de la situación, sin triunfalismos, definir los escenarios de futuro posibles, establecer objetivos alcanzables de forma participativa y llevar a cabo coordinadamente (actores públicos y privados) la movilización de recursos que permita conseguirlos. Así se ha hecho en otras partes y los resultados son alentadores (Massachusetts, en EEUU, Baviera, en Alemania, Flandes, en Bélgica, o Finlandia, son algunos ejemplos).
La estrategia necesaria debe discurrir, a nuestro modo de ver, por cinco ejes:
1) Creación de un sólido sistema de infraestructuras.
2) Fortalecimiento de tejido empresarial.
3) Un serio impulso a la formación y la I+D.
4) El desarrollo cualitativo del actual sistema productivo y el impulso de tres o cuatro sectores nuevos.
5) La creación de una coalición de desarrollo que impulse el diálogo, la concertación y las acciones asociativas entre actores públicos y privados.
Infraestructuras
El primer eje está ya en marcha con el Plan de Infraestructuras Estratégicas, lo que falta es imprimirle un mayor ritmo y dotarlo de un plan de comunicación que permita, con transparencia, realizar un seguimiento medible en cuanto a sus resultados. El problema está en los otros cuatro ejes, de mayor complejidad y sobre los que todavía queda mucho por avanzar.
Fortalecimiento del tejido empresarial
Nuestro tejido empresarial necesita sustentarse más en la cooperación estratégica, contar con empresas de mayor tamaño y proyección internacional que actúen como núcleo de red y que impulsen un proceso de modernización apoyado en la elevación de las capacidades estratégicas, organizativas, tecnológicas, de investigación y de marketing. Para conseguir esto, la acción institucional informada por la realidad empresarial y con su activa participación resulta fundamental.
Formación e I+D
La Comunidad Valenciana sufre no sólo de una baja inversión en I+D (poco más del 36% de la media de la UE de los15 y menos de la cuarta parte de la de las regiones más dinámicas), sino que adolece de una mano de obra poco formada, con el 63,7% de su población entre 25 y 64 años con bajo nivel de formación, frente a una media de la UE de los 15 de 35,4% y, lo que es más grave, de 32,6% en la UE de los 25. Lo que indica que los países que acaban de entrar en la Unión, y que van a ser nuestros más directos competidores, están mucho mejor dotados que nosotros de capital humano. Puesto que no tenemos un serio problema de falta de universitarios, sino de niveles intermedios, la mejora en la formación secundaria y la integración entre sistema empresarial y sistema educativo y de I+D debiera ser el objetivo prioritario, lo que también exige de una decidida acción de cooperación entre los actores públicos y los privados.
Sectores estratégicos
Los sectores actualmente dominantes son la base de un saber hacer y unas competencias que en modo alguno podemos perder. Pero para seguir manteniendo su posición competitiva es imprescindible acometer una profunda transformación sustentada en el conocimiento y el cambio en la estructura empresarial que impulsen el desarrollo de la creatividad, las capacidades directivas, de marketing y distribución y la internacionalización de la producción. Pero esto no es suficiente para garantizar empleo y lograr niveles de vida que nos acerquen a la media europea, ya que, como pone de relieve un reciente estudio de Michael Porter sobre los clusters industriales norteamericanos, los sectores en que estamos especializados son de bajo valor añadido per cápita y tienden a perder empleo. En consecuencia, para conseguir el objetivo de seguir creciendo a altas tasas es necesario apostar por la diversificación sectorial, apoyando selectivamente el desarrollo de algunos sectores (emergentes o de nueva gestación) de crecimiento en los que la Comunidad goce de algunas ventajas potenciales. Esto impone una labor de selección de actividades a priorizar y de promoción de proyectos empresariales que tampoco puede ser decidido sólo desde lo público o lo privado si se busca efectividad y logros tempranos.
Proceso de diálogo y concertación
Tanto la teoría como la experiencia existente muestran que una estrategia de esta naturaleza no puede llevarse a cabo sin un proceso de diálogo y concertación entre las instituciones públicas, el mundo empresarial y social y el sistema educativo y de ciencia y tecnología que promueva la implicación activa de esos actores en el proceso de planificación estratégica, para lo cual la experiencia de colaboración y la confianza mutua son decisivas. Y aquí la Comunidad Valenciana adolece de dos fuertes debilidades:
a) La endeblez de su sociedad civil y
b) La escasa comunicación efectiva entre los responsables públicos y los actores privados y los de unos y otros con los agentes del sistema educativo y de I+D.
No contribuye tampoco a generar un ambiente propicio a un proceso participativo el enfoque de la Administración, las decisiones unilaterales de esta en temas de la máxima relevancia empresarial, sin cuestionar con ello a las personas (como el nombramiento de los presidentes de Bancaixa y del Puerto de Valencia) y la sistemática confrontación entre los gobiernos central y autonómico.
Conclusiones
Si la Comunidad Valenciana quiere gozar de un futuro más prometedor, debemos cambiar nuestro modelo de desarrollo, lo que pasa por un cambio de actitudes, prácticas y relaciones en la toma de decisiones, una apuesta seria por el conocimiento aplicado al proceso económico, cambios profundos en el sistema empresarial y la promoción de nuevos sectores. Esto no es fácil que se produzca de forma espontanea con costes asumibles y en el tiempo deseable. Y si queremos construir el futuro con rigor y realismo, habrá que espabilarse, planificar con visión estratégica, dejarse de confrontaciones estériles y fomentar el trabajo en común. Todos tenemos que ponernos a trabajar en esta dirección, pero a la Generalitat le corresponde liderar y dar ejemplo.
(050214)-economia-3_la-reputacion-social-empresarial-como-factor-de-competitividad.pdf