«Construir la Economía Valenciana del Futuro» Club Encuentro Manuel Broseta

Construir la Economía Valenciana del Futuro

El objetivo de esta intervención es estimular un proceso de reflexión entre los valencianos sobre el camino a seguir por nuestra sociedad en el nuevo escenario de la globalización y la economía sustentada en el conocimiento. Esta reflexión pretende resaltar aquellos aspectos sobre los que, a nuestro entender, hay que profundizar y debatir para construir nuestro futuro como sociedad diferenciada. Para construir el futuro que deseamos es necesario partir de un análisis lo más riguroso, desapasionado y sincero acerca de nuestra realidad presente, definir objetivos ampliamente compartidos y movilizar las voluntades y capacidades de todos nuestros actores para conseguirlos.

La valenciana es una gran sociedad que ha sabido adaptarse a los tiempos con flexibilidad e inteligencia. Que ha sabido aprovechar las oportunidades que el devenir histórico le ha presentado. Fuimos una potencia comercial entre los siglos XIV y XVI, impulsamos una floreciente actividad industrial en torno a la seda en el siglo XVIII, supimos sacar partido de nuestras capacidades humanas y naturales en el siglo XIX, generando la revolución industrial en Alcoy, dando lugar a una floreciente agricultura exportadora y de regadío en las Planas de Valencia y Castellón y levantando una industria de nuevo cuño, el calzado, en los Valles del Vinalopó. En el siglo XX hemos protagonizado uno de los procesos de industrialización espontánea de carácter endógeno y localizado más pujantes y sorprendentes de Europa. Y todo lo anterior se ha conseguido gracias a la labor, empuje y actitud emprendedora de nuestro empresariado, que ha sabido adaptarse a la realidad cambiante de cada época. Lo que viene a indicar que en esta Comunidad existe un poderoso caldo de cultivo de emprendedores.

Pero ni todo son fortalezas en nuestra realidad, ni los éxitos del pasado tienen porque repetirse en el futuro, ni los entornos son iguales y los retos pueden superarse de igual forma. La espontaneidad e individualismo que tanto han impulsado los procesos innovadores no siempre han sido tan benéficos en el pasado. La desaparición de la floreciente industria sedera, que sumió a la economía de una parte importante de la Comunidad Valenciana en una situación de postración durante mucho tiempo, fue la consecuencia de una falta de capacidad colectiva para adaptarse a los grandes cambios que se estaban produciendo en el mundo y que conocemos como revolución industrial. Lo mismo ocurrió con la actividad textil que se había desarrollado en Morella. La propia actividad agraria, tan floreciente en otra época, viene sufriendo dificultades desde hace tiempo por ausencia de los cambios estructurales que todos sabemos requiere en el nuevo entorno económico.

Esta sociedad carece de la fábrica social (organización y experiencia de acción cooperativa, tanto a nivel privado como público) que le permita diseñar colectivamente el camino a seguir y dotarse del marco institucional y políticas que faciliten el proceso constructor de las fuerzas del mercado. No se trata de poner trabas a la iniciativa individual, sino de informarla y de crear el medio más apropiado que la capacite para adaptarse mejor y con la mayor rapidez al cambio del entorno. En momentos de cambio revolucionarios como el que nos ha tocado la suerte de vivir, la capacidad de respuesta en tiempo y forma de las empresas necesita de entornos facilitadores y animadores que eliminen los obstáculos e inercias siempre presentes en los momentos de transformación. Es decir, precisa de sociedades que entiendan los cambios necesarios y los apoyen.

Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad en momentos críticos como los de gran transformación, es tener una visión distorsionada de la realidad o no estar dispuesta a apostar por el cambio. Porque cualquiera que sea lo que nosotros hagamos, el cambio tendrá lugar, lo que cambiará es el resultado del mismo sobre nosotros: negativo, si somos sordos y ciegos a los nuevos retos; positivo si tenemos un comportamiento proactivo. En las empresas el autismo o la autocomplacencia significan desaparición. En las sociedades desempleo, perdida de bienestar y destrucción de capacidades y oportunidades. Pero lo más grave es que la autocomplacencia y la falta de espíritu crítico significan renunciar a mejorar.

La visión que informa esta reflexión tiene dos importantes premisas: a) creencia de que estamos insertos en un gran proceso de transformación del entorno y nuestra economía necesita evolucionar y adaptarse para seguir navegando exitosamente y satisfaciendo las necesidades de los ciudadanos; b) apuesta por hacer de la economía valenciana una de las más dinámicas y prósperas de Europa.

Desde esta perspectiva vamos a poner de relieve que no sólo nuestro sistema productivo está atravesando dificultades, sino que estructuralmente no está bien dispuesto para asumir con ventaja el reto y las oportunidades que genera el cambio del entorno, definido fundamentalmente por la globalización económica y la economía sustentada en el conocimiento.

La posición de la economía valenciana dentro de la economía nacional, medida por el nivel de renta per cápita no ha variado en los últimos veinticinco años, y tampoco nuestra posición en el ranking de regiones. El diferencial positivo de crecimiento con respecto a España que se ha percibido entre 1995 y 2002, se ha invertido en el año 2003 y lo que los datos del INE indican (CUADRO 1) es que, a diferencia de España y otras regiones españolas, la Comunidad Valenciana no se está viendo afectada por la recuperación económica mundial, al contrario de lo que tradicionalmente ha sucedido. En cualquier caso, como ponen de relieve los CUADROS 2 y 3, la renta per cápita de la Comunidad Valenciana en 2003 es inferior a la media nacional y se sitúa en el 91% de la renta media de la UE de 25 países. Además, de conformidad con lo que expresa el CUADRO 4, el nivel de renta disponible de las familias de nuestra Comunidad es inferior a la media española.

La razón principal de este comportamiento agregado es el debilitamiento de los sectores tradicionales de la actividad industrial  manufacturera, cuya evolución está siendo menor a la de España (CUADROS 5 Y 6) como consecuencia de la fuerte competencia de que están siendo objeto por parte de países de nueva industrialización, como se desprende de la evolución de las exportaciones (CUADRO 7). Los sectores tradicionales, que representan más del 75% de la producción industrial, muestran un comportamiento declinante o están estancados.

El que existan dificultades dentro de algunos sectores de la industria valenciana es motivo de especial ocupación, pues aunque la industria represente en torno a la cuarta parte del valor añadido bruto y del empleo regional, su condición de base exportadora y motor del sistema económico valenciano, junto con el turismo, hace de su evolución la clave de nuestro futuro. Máxime si se tiene en cuenta que ella contiene la clave de la evolución del conocimiento futuro y que el sector de la construcción, otro motor del crecimiento, tiene límites naturales.

Para responder eficazmente al reto de la globalización económica y la economía sustentada en el conocimiento y situar los niveles de vida de la Comunidad Valenciana por encima de la media de la Unión Europea en los próximos diez años, es necesario superar algunas de nuestras debilidades para transformarlas en fortalezas:

1) Atraso en el desarrollo de infraestructuras estratégicas como son la alta velocidad, el acceso a Europa por vía aérea y el sistema portuario. La globalización económica hace de la accesibilidad al resto del mundo una variable crítica para el futuro desarrollo, y en un contexto de cambio acelerado el tiempo es oro.2) Insuficiente dotación de recursos hídricos para las necesidades y condiciones técnicas actuales. Dado el carácter crítico de la variable agua, algunas actividades importantes de nuestro sistema productivo pueden verse gravemente perjudicadas.3) Poca penetración en el nivel de informatización de la sociedad valenciana, lo que constituye una carencia fundamental en el dominio de un instrumento básico de la sociedad del conocimiento. Sólo el 38,6% de los hogares valencianos posee ordenador y menos de un 23% está conectado a Internet, lo que nos sitúa por detrás de la media nacional y a gran distancia de Cataluña, Madrid, Canarias, País Vasco y Navarra (CUADRO 8). Tampoco las empresas valencianas se encuentran en una buena posición en el uso de este instrumento de comunicación, pues el 86,14% de ellas usan Internet, frente al 87,44% de España y más del 93% de La Rioja y Madrid (CUADRO 9).4) Desventaja en la dotación de capital humano. En paralelo con el predominio de actividades intensivas en mano de obra y poco exigentes en conocimiento codificado, la población en edad de trabajar cuenta con un bajo nivel de formación, lo que nos sitúa en desventaja con respecto al resto de la Unión Europea en general y los países de reciente integración en particular. Según datos de la Comisión, en el 2002 el 63,7% de la población entre 25 y 64 años contaban con un nivel bajo de formación, frente al 35,4% de la Unión Europea de los 15 y el 32,6% de la Unión Europea de los 25 (CUADRO 10). El problema fundamental se sitúa en la baja tasa de población con formación profesional. Esta situación tiene visos de continuar ya que la tasa de matriculación combinada de nuestra población en edad escolar (6-23 años) era en el curso 1999/2000 del 80,11%, la segunda más baja de España, y a considerable distancia de la media nacional (84,40%) y de Madrid (97,86%) y el país vasco (93,77%) (CUADRO 11).5) Baja inversión en I+D y escasa propensión de las empresas a invertir en investigación y desarrollo. Pese a que se trata de un indicador que hay que valorar sobre la base de que España no está precisamente a la cabeza en el ranking mundial cobre competitividad (CUADRO 12), la Comunidad Valenciana dedica a esta partida económica sólo el 0,81% del PIB, lo que está muy por debajo de la media europea (superior al 2%), de las regiones más avanzadas de España (CUADRO 13), de la media nacional (1,03%) y de lo que le corresponde por nivel de renta per cápita. Esto no implica que la economía valenciana no sea innovadora sino que las actividades dominantes introducen la innovación mediante compra de maquinaria, materiales y diseño. Pero esto ya no es suficiente en una economía cada vez más sustentada en el conocimiento y del que depende la capacidad de adaptación a un entorno que cambia cada vez con más rapidez. En ese contexto la capacidad de descubrir e inventar, de combinar inventos y de adaptar innovaciones de otros sectores resulta decisiva, y para ello es fundamental la dotación de capacidades científico-técnicas en las empresas y un sistema más cohesionado que el existente entre éstas y los centros de investigación y de formación.6) Un sistema empresarial de microempresas, pequeñas y medianas empresas insuficientemente organizado y con escasa dotación de capital humano que dificulta, cuando no imposibilita, la plena internacionalización de las organizaciones productivas, el desarrollo de capacidades de gestión, financiación, investigación y marketing. También se hace notar la ausencia de grupos empresariales que favorezcan la diversificación sectorial y la innovación cruzada entre sectores.7) Por último, pero no menos importante, la debilidad de la sociedad civil y carencia de una sólida experiencia de cooperación estratégica entre actores públicos, económicos y sociales, hace más difícil y costoso el impulsar una coalición de desarrollo que defina los objetivos, diseñe la estrategia y aporte los recursos necesarios para pilotar el proceso de transformación que nuestra economía necesita.

Si la Comunidad Valenciana quiere continuar por la senda de la prosperidad que todos deseamos, situando nuestros niveles de vida por encima de la media de la Unión Europea en los próximos diez años, debe seguir creciendo a tasas sensiblemente superiores a los de este espacio. Para conseguirlo debe impulsar una estrategia participativa que al menos pivote sobre las siguientes líneas estratégicas:

a) Imprimir un nuevo impulso al proceso de realización de las infraestructuras de las que depende la accesibilidad al resto del mundo para que se ejecuten en el menor tiempo técnicamente posible. b) Cambio cualitativo de la actual base exportadora (industria y turismo) e impulso y consolidación de tres o cuatro sectores nuevos de rápido crecimiento que recojan el testigo de los tradicionales.c) Creación de un sólido sistema de innovación. d) Impulsar un cambio fundamental en la organización del sistema productivo.e) Constituir una coalición de desarrollo que impulse el diálogo, la concertación y las acciones asociativas entre actores públicos y privados susceptibles de llevar a la práctica en tiempo y forma los anteriores cambios.

INFRAESTRUCTURAS

El primer eje de actuación se puso en marcha con el Plan de Infraestructuras Estratégicas; ahora es necesario imprimirle un mayor ritmo y dotarlo de un plan de comunicación que permita, con transparencia y rigor, realizar un seguimiento medible en cuanto a sus resultados.

La alta velocidad tiene un gran valor estratégico para la Comunidad Valenciana porque acorta sensiblemente los tiempos de desplazamiento entre el sistema de ciudades de la Comunidad entre sí y con el gran centro económico, político, relacional y de comunicaciones globales que es Madrid, al igual que hace con el gran centro económico-cultural de Barcelona.

Estas ciudades y sus respectivos hinterlands cuentan con sistemas económicos complementarios al de la Comunidad Valenciana, al tiempo que su interconexión en alta velocidad contribuye a la creación de una red metropolitana global en el sur de Europa que puede ser el futuro motor de la economía nacional.

Paralelamente, el acortamiento de distancias de nuestra Comunidad con Madrid y el centro de España crea una percepción de proximidad que propiciará el acercamiento social y económico y la integración entre ambas economías, con las sinergias que eso conlleva y los beneficios que reporta tanto al sistema de ocio y portuario como al sistema industrial de la Comunidad, puerta de entrada y salida de mercancías entre el interior (inclusión hecha de Aragón) y el resto del mundo.

Esto último es lo que hace tan importante la estrategia portuaria de la Comunidad Valenciana, y en especial la del complejo portuario Valencia-Sagunto, por su condición de puerto interoceánico. Es necesario mantener el liderazgo del Puerto de Valencia, acometiendo, prioritariamente, la ampliación del mismo y el incremento de su productividad. Otra actuación fundamental es dotar al puerto de Valencia de un acceso por el norte, que lo una con el de Sagunto, descongestione el acceso sur y acorte distancias a los exportadores del norte. Para avanzar en esta dirección es fundamental dotar de contenido operativo al Plan Director del Puerto a la mayor brevedad y comprometer los recursos necesarios facilitando el proceso de autofinanciación.

El aumento de la accesibilidad por vía aérea a Europa es condición fundamental para mejorar la competitividad de las empresas existentes y aumentar la capacidad de atracción de nuevas inversiones, especialmente de actividades de mayor crecimiento que tanto necesita esta Comunidad. Para ello es necesario acelerar las inversiones necesarias para los aeropuertos del Altet y el de Manises. El aeropuerto del Altet, con un crecimiento anual promedio del 10% y la mayor tasa de rentabilidad del sistema aeroportuario español, no ha recibido apenas inversiones desde hace diez años, sufriendo serios problemas de capacidad que obligan al desvío a otros aeropuertos de unos 200.000 pasajeros anuales. El Plan Director del Aeropuerto de Manises, que permitiría contar con una pista de las dimensiones adecuadas para vuelos transoceánicos y mejorar la capacidad de carga, esta pendiente de concreción tanto en recursos como en plazos de ejecución, no existiendo hasta ahora indicios de pronta solución. Sabemos que se está trabajando en ello, pero es necesario que se concreten de forma pública y medible los avances.

No podemos olvidar, para terminar con el capítulo de las infraestructuras, la necesidad de poner más empeños en el desarrollo del sistema de telecomunicaciones, incidiendo tanto en el lado de la oferta como en el de la demanda, en la puesta en práctica del Plan Eólico de la Comunidad Valenciana, la mejora de la red eléctrica y el acceso al norte de España por Zaragoza, lo que afecta tanto a la autovía de Sagunto-Somport como a la línea férrea, así como el desarrollo de una gran plataforma logística sustentada en la integración del tráfico multimodal y la ubicación estratégica de la Comunidad Valenciana.

Para superar este déficit en un tiempo récord es necesario, en primer lugar, eliminar la creencia entre muchos de nosotros, extensible al resto de España, de que la Comunidad Valenciana ha salido beneficiada por la política de infraestructuras del gobierno central. En segundo termino, eliminar mediante un diálogo serio las divergencias sobre infraestructuras y prioridades que  tan frecuentemente nos dividen y que tan bien aprovechan los políticos de Madrid. En tercer lugar, generar un proceso de concertación entre actores económicos, sociales y políticos de nuestra Comunidad para realizar las gestiones y las presiones que nos permitan tener el tren de alta velocidad por Motilla en el 2007, coincidiendo con el magno evento de la Copa América, lograr un acuerdo de financiación con Puertos del Estado y Fomento que garantice las obras necesarias para seguir manteniendo el liderazgo del complejo portuario Valencia-Sagunto, conseguir que se lleven a la práctica las tan pospuestas obras de ampliación del Altet y Manises y dar un serio impulso al resto de infraestructuras estratégicas.

SECTORES ESTRATÉGICOS

Es prácticamente imposible que el crecimiento de los niveles de vida y el empleo se mantengan en el tiempo sin que al mismo tiempo se produzcan cambios en la composición del sistema productivo, es decir cambios técnicos y de la estructura sectorial. En otros términos, el crecimiento cuantitativo exige cambios cualitativos, y estos deben ser más ambiciosos, relevantes y rápidos cuanto mayor es el crecimiento de los niveles de vida que se desee y más intensa la competencia de los espacios competidores de menor renta per cápita y salarios.

No se trata de renunciar a las actividades transformadoras que han movido nuestra economía en las últimas décadas, entre otras cosas porque no nos enfrentamos a una crisis de los sectores productivos, sino de estrategias empresariales. Hay que ser conscientes de que se trata de empresas cuya competitividad se sustenta en el precio y que han olvidado, o no han podido, capitalizarse en capacidad de gestión, calidad, innovación, diseño y habilidades de marketing y mantienen unas relaciones estrictamente mercantiles con su entorno productivo y de servicios. Pero afortunadamente el sistema productivo valenciano cuenta con empresas que apuestan por el diseño, la calidad y el servicio al cliente, que han estado desarrollando su capital humano y participando en la creación de redes de especialistas (de producción de bienes y de servicios) cuyo nexo de unión es la conjugación de competencias para generar un producto de calidad, ganar en flexibilidad y en ritmo de innovación y compartir conocimiento. Algunas empresas de nuestros sectores tradicionales están bien implantadas a nivel internacional y gozan de marcas reconocidas, a lo que hay que añadir las economías de red y las externalidades que crean los distritos industriales valencianos que elevan la competitividad y la capacidad de adaptación de las empresas en ellos ubicadas.

Ante esta situación lo que el sentido común nos aconseja es potenciar lo que tiene futuro y gestionar con seriedad los cambios que su sostenibilidad exige. La política industrial debe primar el fortalecimiento de las redes empresariales orientadas a la calidad y la innovación, ya que no sólo garantizan la pervivencia de la actividad sino también la creación de economías de red y externalidades que refuerzan la competitividad y atractivo del territorio. Es la consolidación de sistemas territoriales creativos partiendo de los actuales distritos industriales lo que permitirá la especialización en actividades de mayor valor añadido y conocimiento, elevando la posición de nuestro territorio en el sistema global de división sectorial del trabajo. En este contexto, la deslocalización lejos de ser un mal, puede convertirse en el motor de cambios que a la vez que mantienen el empleo elevan el valor añadido de nuestros activos productivos.

Pero no podemos ser ingenuos, aunque los sectores tradicionales se mantengan por transformación, ni son suficientes para preservar y crear nuevo empleo, ni son garantía de un crecimiento significativo de la renta regional. Si nos atenemos a la experiencia de EEUU, los sectores de especialización valenciana no sólo son regresivos en la generación de empleo, sino que los niveles salariales (inclusión hecha del turismo) son los más bajos con diferencia del espectro sectorial de ese país.

En suma, estamos ante el reto de promover un cambio operativo en la estructura sectorial. Por un lado, generando nuevas actividades con vocación exportadora y alto valor añadido. Por otro, desplegando actividades orientadas al mercado interior e intensivas en trabajo de relativa baja cualificación. Para lo primero es forzoso identificar actividades en las que la Comunidad Valenciana pueda tener conocimientos o contar con oportunidades de ganar competitividad. A este respecto es conveniente profundizar en los conocimientos desarrollados por las actividades nacidas en torno a los sectores tradicionales (química aplicada, mecánica y electrónica y bío-tecnología) y  aquellas para las que la Comunidad Valenciana puede tener ventajas por su posición geográfica, problemas o conocimientos en desarrollo (como las medioambientales,  nuevas energías o bío-genética). Para el desarrollo de estas nuevas actividades intensivas en conocimiento, la implicación del sistema universitario y el apoyo a la creación de empresas y atracción de iniciativas foráneas que generen una masa crítica de actividad resulta fundamental. La Comunidad Valenciana cuenta con centros y grupos de investigación que constituyen un soporte de capital importancia para esas nuevas actividades.

Para impulsar actividades exigentes en conocimiento es imprescindible la creación de un entorno amable de infraestructuras, instituciones, servicios y financiación, lo que implica apostar seriamente por el desarrollo de los servicios a las empresas, la creación de incubadoras de empresas de alta tecnología y espacios especializados en la proximidad y con la directa implicación de las universidades, impulsar el capital riesgo y crear un clima institucional que fomente e incentive estas actividades.

Pero para crear nuevas actividades de alta tecnología es forzoso apostar seriamente por la implantación de empresas, sean regionales o foráneas, a partir de las cuales y de sus relaciones con el entorno universitario se creen los conocimientos y las capacidades susceptibles de ampliar el espectro empresarial a partir de iniciativas de empleados, de estudiantes y de investigadores. En algunas actividades, como las relacionadas con el medio ambiente o la biotecnología, las iniciativas ya existen y de lo que se trata es de impulsar proyectos empresariales de capital regional que creen capacidades directivas e investigadoras en la Región. La solución de los problemas del agua y de la desertización, el desarrollo de las energías renovables, así como la presencia de un sector agroalimentario poderoso y de investigación de punta en células madre y en tecnología para la economía del hidrógeno, define un caldo de cultivo muy prometedor para estas actividades. La labor de las instituciones públicas mediante el apoyo formal e informal al nacimiento y desarrollo de empresas especializadas en estas actividades puede ser decisiva para una sólida implantación sectorial.

En conclusión, la regeneración y cambio del tejido productivo valenciano es una necesidad que no admite espera y que debe implicar a todos los actores, económicos, sociales y políticos. Las oportunidades y espacios que genera el mercado son fundamentales pero  no suficientes, al ser necesarios para llevar a cabo el proceso de regeneración productiva en el menor tiempo posible cambios de concepción, institucionales, de conocimientos y acciones asociativas.

FORMACIÓN E I+D

A la luz de los datos presentados al inicio de la exposición sobre formación e I+D, y puesto que no tenemos un serio problema de falta de universitarios, sino de niveles intermedios, la mejora en la formación secundaria y la integración entre sistema empresarial y sistema educativo y de I+D debiera ser un objetivo prioritario, lo que también exige de una decidida acción de cooperación entre los actores públicos y los privados.

Construir una economía sustentada en el conocimiento y cuya competitividad dependa menos del precio de los factores (mano de obra) y más de la calidad y capacidad de innovación, supone apostar por un sistema productivo y empresarial intensivo en capital humano e I+D y un sistema territorial que propicie y apoye los procesos innovadores. Las empresas innovadoras sin entornos creativos se encuentran en seria desventaja, lo que puede llevarlas a desaparecer o a emigrar, acuciadas por la competencia.

Aunque el sistema empresarial valenciano ha sido innovador, pues de otra manera no hubiese resistido el empuje de la competencia externa, y existen sectores y empresas bien posicionados internacionalmente, dicha innovación se alimenta, como ya se ha dicho, en buena medida de maquinaria, materiales e información procedente de fuera de la Comunidad Valenciana y del diseño que con frecuencia generan especialistas foráneos. Esto explica que el gasto en I+D sea inferior al de la media nacional y sensiblemente menor del que nos correspondería por nivel de renta, como también se ha indicado. Una de las principales razones de este débil compromiso con la investigación de las empresas valencianas es la propia especialización en actividades en las que los ofertantes dominan desde el punto de vista de la innovación. Sólo cuando la rama se desarrolla y vienen a ubicarse en la región actividades relacionadas con la fabricación de maquinaria y productos intermedios (química aplicada, por ejemplo), la demanda de investigación se incrementa y la capacidad creativa local aumenta.

En un sistema de estas características la relación con los ofertantes de bienes intermedios y maquinaria, así como la presencia de entidades especializadas en la transferencia de tecnología, como los institutos tecnológicos y empresas de servicios avanzados, constituyen factores inestimables de innovación mediante la transferencia de bienes e información y las relaciones productor-usuario. Estos factores de entorno y la proximidad entre muchos competidores de distinto tamaño y compromiso con la innovación, que es propio de los distritos industriales valencianos, generan un sistema donde la difusión de la innovación es ágil y bastante eficaz. En este contexto la proximidad de ofertantes y demandantes de bienes y servicios que alimentan la innovación resulta fundamental, de ahí que toda política que pretenda fortalecer nuestra capacidad innovadora deba fomentar el desarrollo de actividades y servicios de donde proceden las innovaciones, en especial los servicios a las empresas, la actividad de diseño y las actividades intermedias intensivas en conocimiento, así como la producción de maquinaria.

Pero esto ya no es suficiente en una economía cada vez más sustentada en el conocimiento y del que depende la capacidad de adaptación a un entorno que cambia con mayor rapidez. En este contexto la capacidad de inventar, de combinar inventos y de adaptar innovaciones de otros sectores, lo que exige estar en la frontera tecnológica como actores, no como pacientes, resulta decisiva, y para ello es fundamental un sistema de relaciones más denso entre empresas, servicios avanzados, centros de I+D y centros de formación.

Necesitamos, pues, un nuevo entorno más flexible y más preocupado por lo que hoy ya es clave: universidades y centros de investigación mejor conectados al sistema productivo e imbuidos de la misión innovadora, que no sólo investigadora, un sistema de formación que se adapte a las necesidades del sistema productivo y un sistema financiero que responda a las exigencias de los proyectos innovadores. Crear esto en la Comunidad Valenciana en un tiempo récord, como el que exige nuestro entorno y la creciente presión para cambiar, no es algo que pueda dejarse a la improvisación ni a la acción descoordinada de todos los actores que deben ponerse a trabajar para cambiar en tiempo y forma nuestro sistema de innovación. El liderazgo de la Generalitat y su actuación responsable en este punto, son indiscutibles.

La creación de un sistema productivo sustentado en el conocimiento, que es el escenario al que hay que aspirar, requiere de procesos múltiples y de iniciativas procedentes de distintas esferas de nuestra sociedad. Los empresarios actuales tenemos que trabajar por cambiar nuestros modelos de empresa y crear estrategias orientadas por la innovación y sistemas de organización y gestión que la promuevan. Pero este proceso y la necesidad de diversificación sectorial demandan de nuevas iniciativas, tanto endógenas como exógenas. Promover un sistema productivo más intensivo en conocimiento requiere movilizar empresarialmente los conocimientos de nuevos actores y hacer atractivo nuestro territorio a agentes externos portadores de iniciativas empresariales novedosas.

El entorno requerido exige un esfuerzo adicional para que Universidad y empresa vayan en la misma dirección con los consiguientes cambios de estrategia en ambos lados, sobre la base de un clima institucional favorable a dicha interacción y promoviendo un cambio sustancial en nuestro modelo de formación. Todo ello es condición imprescindible para enriquecer y elevar el nivel de conocimientos y diversificación de nuestro sistema productivo. Debe tenerse muy presente que el desarrollo tecnológico de las economías es directamente proporcional a la promoción de proyectos empresariales en los que participen profesores, investigadores y estudiantes.

Para sacar el máximo partido de los activos actuales es fundamental contar con esa variable puente entre la investigación y la producción que es la red de institutos tecnológicos, un elemento estratégico que hay que seguir promoviendo e integrando más en la dinámica universitaria y formativa.

La formación es clave en el proceso de socialización y en la generación de los conocimientos y valores en que se sustenta la sociedad y la economía, de ahí que no pueda discurrir por una senda tan alejada de las necesidades de nuestra economía como hoy ocurre. Pero no se trata sólo de que la formación que se imparta esté más informada por las necesidades técnico-gerenciales de nuestro sistema productivo, para lo cual es necesario dar un gran salto hacia una mayor interrelación entre formación y sociedad, sino que esté imbuida de valores y actitudes que apoyen la innovación, la cooperación, el esfuerzo y la implicación.Pero si la sociedad y nuestros responsables públicos no asumen seriamente el reto de elevar la consideración social y las condiciones de trabajo de profesores e investigadores, difícilmente podremos conseguir el cambio necesario.

Para que la innovación se convierta en la clave de nuestras estrategias empresariales es imprescindible que el nivel de formación de nuestros staffs empresariales se eleve considerablemente. Y si bien eso no plantea problemas en las empresas de cierto tamaño y con empresarios formados, puede ser difícil en las pequeñas empresas con dirigentes de bajo nivel formativo. En estos casos la intervención pública subvencionando temporalmente la contratación de universitarios puede cumplir una importante función transformadora. Sin olvidar que la innovación que necesitan nuestras empresas afecta a toda la organización, y en especial a la cultura de la empresa, no sólo a la tecnología.

La creación de una economía más sustentada en la I+D requiere de cambios en el sistema financiero. Sin un sistema financiero más sensible y comprometido con los proyectos innovadores y de mayor riesgo individual, la innovación de nuestro sistema productivo puede verse ralentizada, de ahí la necesidad de prestar una especial atención al desarrollo de figuras de capital riesgo que aporten financiación y servicios empresariales a proyectos prometedores pero de cierto grado de incertidumbre. Las cajas de ahorro, por su naturaleza social y compromiso con el territorio, tienen mucho que hacer a este respeto, pero no como proyecto simplemente financiero, sino empresarial. También los empresarios valencianos pueden jugar el rol de “ángeles” de proyectos novedosos. Pero para que esto ocurra es necesario crear un marco institucional y cultural que incentive el desarrollo de este tipo de función emprendedora.

FORTALECIMIENTO DEL TEJIDO EMPRESARIAL

La era que vivimos impone la elevación del tamaño de las empresas, en especial las que deban liderar las redes estratégicas, fomentar grupos empresariales, el desarrollo de los consejos de administración en las empresas y su inserción en el mercado de valores. Con ello se facilitará el flujo de información, tanto intra como intersectorial, la financiación, la introducción de buenas prácticas y la apertura a nuevos espacios y actividades de las empresas valencianas, condición fundamental para diversificar el tejido productivo, profundizar en la internacionalización, situarse en la frontera tecnológica y desarrollar el efecto sede.

Al igual que está ocurriendo en los distritos industriales italianos, la adaptación al cambio del entorno mediante la profundización de la internacionalización y el compromiso empresarial con la actividad de I+D pasa necesariamente por la constitución de campeones empresariales en los sectores tradicionales mediante fórmulas que van desde la integración de empresas al crecimiento endógeno, apoyado en muchos casos en aportaciones externas de capital. Esto exige un cambio en la representación de la realidad y en las actitudes de nuestros empresarios que les lleve a abrir la propiedad de las empresas a terceros, tanto por la fusión como por la cesión de participaciones, así como a la integración de consejeros externos en los consejos de administración. De esta forma no sólo se amplía la capacidad de maniobra de los líderes empresariales, permitiendo el desarrollo de estrategias internacionales que combinen el despliegue de una sólida red de distribución, una política de marketing de amplio alcance, la creación de imagen de marca y la internacionalización de partes del sistema de producción para combinar las ventajas competitivas de distintos territorios, sino también el acceso a información y relaciones estratégicas y un estilo de dirección más contrastado. La acumulación de capital que se ha generado en la Comunidad Valenciana en los últimos años de crecimiento facilita este proceso al amparo de la proximidad, mutuo conocimiento y confianza de los propietarios de empresas y potenciales accionistas, manteniendo las empresas ligadas al territorio.

La combinación de estas empresas con vocación de campeones internacionales con las de menor tamaño dedicadas a la producción de partes y servicios especializados que existen en los distritos valencianos permite crear redes estratégicas con fuerte orientación a la innovación que se beneficiarían de las ventajas competitivas de la combinación de una fuerte presencia en los mercados internacionales, una división del trabajo más abierta y funcional, la capacidad de innovación y generación de sinergias de que son portadoras y de las economías externas y de proximidad de las aglomeraciones productivas especializadas.

Pero la creación de campeones empresariales y redes estratégicas conlleva necesariamente cambios importantes de estrategia empresarial y la sustancial elevación de la cualificación de los staffs, no sólo en el ámbito tecnológico, sino de forma especial en el gerencial, financiero, de marketing, organizativo, recursos humanos y gestión del conocimiento.

El cambio generacional que están experimentando nuestras empresas facilitará el proceso, pero una actuación incentivadora de la Administración como la expuesta anteriormente, así como un mayor énfasis institucional y empresarial en la elevación de la cualificación y operatividad de nuestro sistema formativo, con atención al desarrollo de las escuelas de negocios y a la formación continua, resulta fundamental para acelerar el proceso de cambio.

El desarrollo de grupos empresariales permite crear cuerpos directivos amplios y de nivel, aprovechar economías de escala y de alcance, impulsar nuevas actividades y generar procesos de innovación cruzada entre actividades distintas. Aunque es posible generarlos, como de hecho ya ocurre en nuestra Comunidad, a partir de empresas familiares y sin recurso al capital externo a la familia, su desarrollo a gran escala necesita de la concertación de distintas personas y empresas con iniciativa y recursos económicos. La Comunidad Valenciana cuenta con ambas cosas, sólo falta voluntad de concertación empresarial, con la ventaja del cruce de conocimientos e información que esto puede aportar y que incrementarían sensiblemente nuestra capacidad creativa.La creación de un núcleo significativo de campeones sectoriales y de grupos empresariales es una fuente fundamental de enriquecimiento del tejido productivo de cualquier economía por mediación del efecto sede, generador de un núcleo directivo de alto nivel, internacionalmente conectado, transmisor de ideas e información de vanguardia, constitutivo de un colectivo de consumidores exigentes y demandantes de servicios y bienes culturales de alto nivel e importante generador de efecto demostración tanto en el plano gerencial como social.

Por todas las razones expuestas se hace necesario hacer un gran esfuerzo por cambiar las representaciones sociales y las actitudes de nuestros empresarios, inclusión hecha de las instituciones financieras, pero también es necesario desarrollar canales de información y mecanismos que faciliten el encuentro entre demandantes y ofertantes de capital y capacidades empresariales. La bolsa como mecanismo de interconexión financiera, los clubes de emprendedores y capitalistas y la figura del promotor de proyectos empresariales (empresarios experimentados y bien relacionados) constituyen fórmulas de interés que pueden complementarse con un portal que permita comunicarse a los interesados en proponer y participar en iniciativas de generación, desarrollo o integración de negocios, basadas en la experiencia y el conocimiento.

El fomento de iniciativas empresariales a partir de los conocimientos desarrollados en los departamentos de investigación y universidades, la atracción a los consejos de administración de estos profesionales conocedores de las nuevas trayectorias tecnológicas y la atracción de inversiones externas en actividades intensivas en conocimiento, constituye otra vía de enriquecimiento del tejido empresarial y diversificación de la economía. Por un lado, porque atrae al colectivo empresarial savia nueva conocedora del mundo de la investigación y familiarizada con las líneas de trabajo científico-técnico que están abriendo nuevos surcos en el sistema económico. Por otro lado, porque al impulsar el desarrollo o la atracción de nuevas empresas relacionadas con actividades emergentes se está creando el caldo de cultivo de nuevas cualificaciones y proyectos empresariales susceptibles de dar lugar a nuevos clusters que contribuyan a la renovación del tejido productivo.

La acción combinada de la burguesía valenciana y de las instituciones públicas puede dar lugar al germen de nuevos clusters sectoriales creando el caldo de cultivo (consistente en la formación de personal cualificado en las nuevas actividades y en la gestación de nuevas ideas de negocio relacionadas con sectores emergentes) que alimente a nuevas iniciativas empresariales.

Aunque los principales motores del cambio del tejido empresarial son los propios empresarios, es necesario crear un ambiente social e institucional motivador e inductor, al tiempo que implicar seriamente a las instituciones financieras regionales.

PROCESO DE DIÁLOGO Y CONCERTACIÓN

Aunque hemos hablado de ejes estratégicos y los hemos separado a nivel expositivo, en la práctica constituyen un todo que debe avanzar de forma interrelacionada. Sin una aceleración de la ejecución de las infraestructuras estratégicas no sólo perderemos ventajas competitivas respecto a otros espacios, sino que desaprovecharemos oportunidades en el ámbito del cambio sectorial (atracción de inversiones y nuevos desarrollos sectoriales para los que la accesibilidad es crítica o que pueden verse impulsados por los efectos inducidos del desarrollo infraestructural, como ocurre con las energías renovables, la gestión de residuos, la desalación o la gestión eficiente del agua), así como en los ámbitos del cambio tecnológico, del aprendizaje y del cambio empresarial. Por tanto, la “I” de infraestructuras es crítica para la “R” de regeneración productiva, para la I+D+i, para la “A” de aprendizaje y para la “E” de cambio empresarial.

Pero la regeneración productiva no es posible sin cambios que la impulsen y refuercen procedentes de una profunda reestructuración del sistema empresarial que la debe forjar, de un fortalecimiento del sistema de I+D orientado a la transformación económica del territorio y de un giro fundamental en nuestro sistema de formación.

El propio sistema de I+D y de formación no tienen posibilidades de evolucionar en poder y orientación a las necesidades del territorio sin un sistema empresarial comprometido con la innovación y un sistema productivo más exigente en conocimiento.

Por último, pero no menos importante, la transformación de nuestro sistema empresarial requiere de cambios en la visión y en las capacidades de nuestros directivos, lo que implica un cambio cultural al que necesariamente tiene que contribuir nuestro sistema educativo y universitario y demás instituciones que enmarcan la dinámica del colectivo emprendedor.

En definitiva, los ejes de actuación expuestos no constituyen procesos inconexos sino dimensiones de un gran proceso cuya construcción exige de coordinación entre los actores estratégicos de cada línea de actuación, hasta el punto de que algunos de ellos deben estar presentes en todos los procesos de acción. Pero tal coordinación no será posible sino se construye una visión compartida del futuro que deseamos, se establecen objetivos generales, se priorizan líneas de actuación y establecen secuencias de acciones. Es decir, no es posible mantener cierta coherencia y coordinación de esfuerzos sin diálogo, concertación y definición conjunta de un plan estratégico.

Tanto la teoría como la experiencia existente muestran que una estrategia de transformación como la que necesita la Comunidad Valenciana para adaptarse exitosamente al cambio del entorno y situarse entre las regiones europeas de vanguardia, no puede llevarse a cabo sin una voluntad compartida de los principales actores sociales. Una voluntad compartida que requiere de diálogo y concertación entre las instituciones públicas, el mundo empresarial y social y el sistema educativo y de ciencia y tecnología que le confiera los recursos de poder que necesita y la continuidad que requiere.

Para dar fuerza y continuidad al impulso necesario para una transformación acelerada es preciso crear una coalición de desarrollo que englobe a los principales partidos políticos, las organizaciones empresariales, representativas y significativas, los sindicatos y las universidades, y que funcione como motor del debate social y la acción concertada.

Para que este proceso sea posible tenemos que superar algunas debilidades de nuestra sociedad, como son el escaso desarrollo de nuestra sociedad civil, el bajo nivel de integración territorial de la Comunidad Valenciana  y la escasa comunicación efectiva entre los responsables públicos y los actores privados y los de unos y otros con los agentes del sistema educativo y de I+D.

Es labor de todos trabajar para que esas debilidades no entorpezcan el proceso de concertación que nuestra sociedad precisa y para ello nada como tomar conciencia de los peligros que nos acechan, pero también de las grandes oportunidades que el futuro nos depara si somos capaces de actuar con seriedad, perseverancia y voluntad constructiva.

Porque estamos en una economía de mercado, los empresarios, y en especial nuestras organizaciones, tenemos una doble responsabilidad:

1) Tomar conciencia del reto que tenemos delante de nosotros y urdir una visión del futuro que pasa por la sana conjugación de competencia y cooperación, de acción individual y de participación activa en proyectos colectivos, de continuidad y cambio en nuestra estrategia empresarial.2) Movilizar nuestras capacidades e inteligencia colectiva para impulsar y coliderar una coalición de desarrollo que imprima una nueva dirección y ritmo a nuestra economía, ya que sin nuestro compromiso con la transformación esta no será posible.

Los políticos valencianos tienen también la gran responsabilidad de trabajar por la construcción de la sociedad del futuro.

Caminar en esta dirección, construir una coalición de desarrollo que pilote la transformación que necesitamos y abrir un sólido debate que contribuya a unir voluntades es el paso obligado para crear una sociedad fuerte, dinámica y señora de su destino.

CONCLUSIONES

Si la Comunidad Valenciana quiere gozar de un futuro más prometedor, debemos cambiar nuestro modelo de desarrollo, lo que pasa por un cambio de actitudes, prácticas y relaciones en la toma de decisiones, una apuesta seria por el conocimiento aplicado al proceso económico, cambios profundos en el sistema empresarial y la promoción de nuevos sectores. Esto no es fácil que se produzca de forma espontánea con costes asumibles y en el tiempo deseable. Y si queremos construir el futuro con rigor y realismo, habrá que espabilarse, planificar con visión estratégica, dejarse de confrontaciones estériles y fomentar el trabajo en común. Todos tenemos que ponernos a trabajar en esta dirección, unos con más medios que otros, pero todos con sentido de la responsabilidad. Sólo así seremos realmente actores de nuestra propia historia.

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