La Economía Española en la Encrucijada

Buenos días a todos y gracias por su asistencia.

Quiero agradecer la presencia del presidente de CIERVAL, del presidente del Consejo Superior de Cámaras de la Comunidad Valenciana, del presidente de la Autoridad portuaria de Valencia, del presidente de UMIVALE y del presidente de Feria Valencia.

Asimismo quiero agradecer la presencia de aquellos socios de AVE y clientes del Banco Urquijo que esta mañana han decidido acompañarnos. Especialmente quiero agradecer la invitación que me ha cursado el Banco Urquijo para poder trasladarles, esta mañana, algunas ideas sobre la visión que desde AVE tenemos respecto a la actual situación económica de España y enumerar algunas propuestas al respecto.

Mi intervención durará aproximadamente unos 20 minutos para dejar tiempo al coloquio e intercambio de opiniones. Mi intención es abordar con mesura pero con rigor y valentía un análisis de la compleja y delicada situación  económica que atravesamos y plantear unas ideas y líneas de actuación que nos permitan salir poco a poco de ella. Estamos realmente ante una crisis económico-financiera o una profunda desaceleración, llámese como se quiera. Hemos pasado en pocos meses de un crecimiento del PIB del 3,8  a una previsión del 1,6.

Antecedentes.

Venimos de una época de unos 14 años de crecimiento continuado, desde la crisis de los 90 que empezó a solventarse en el año 94; y entonces no valieron ni la exposición internacional de Sevilla, ni las olimpiadas de Barcelona.

Crecimiento constante del PIB por encima del 3%, incluso del 4%; reducción del desempleo hasta el 7,75%; reducción muy importante del endeudamiento desde más del 60% del PIB hasta un 35%; superávit continuado de la balanza fiscal; hemos cumplido mejor casi  que nadie los compromisos de Maastricht; hemos creado millones de puestos de trabajo; nos visitan 45 m. de turistas, segundo país del mundo en turismo; los inmigrantes quieren venir a España a buscar empleo y su asentamiento,

Podríamos decir, en líneas generales, que España ha realizado un cambio social, político y económico, sin precedentes en nuestra historia. De hecho, en paridad de capacidad de compra España ocupa el puesto 12, en la Europa de los 27, con un 107% sobre la renta media de Europa, frente al 101% de Italia por ejemplo. Podemos incluso equipararnos en pocos años a Alemania 113%, Francia 111%, Reino Unido 116%, si hacemos bien los deberes.

Pero, ¿entonces porque estamos en crisis?

La construcción ha sido el principal motor del desarrollo, suponiendo el 13% del PIB, frente al 6,5% de los países de la UE. También el turismo.

Pero,

– no hemos dominado la inflación y perdemos capacidad competitiva cada año,
– no hemos querido destacar que hemos recibido billones de pesetas a fondo perdido de la Unión Europea, que se contaban entre los números  de crecimiento pero sin hacer referencia al regalo y mérito de los europeos y no de nosotros,
–  la balanza exterior la hemos tenido en desequilibrio creciente, ya que las importaciones han crecido más que las exportaciones,
– la productividad apenas ha mejorado (estamos a la cola de Europa), probablemente debido a nuestra propia estructura sectorial, ya que no hemos realizado los cambios estructurales en nuestra sociedad y en nuestra economía, que hacían falta,
– hemos caído en la autocomplacencia y apenas hemos estudiado con rigor crítico como se producía el auténtico crecimiento de nuestra  economía para darnos cuenta que por debajo de nuestro remarcable crecimiento, algo estaba fallando y algún día pagaríamos este fallo.
–   hemos trasladado medios humanos y financieros al sector más rentable de la economía, el de la construcción residencial. Esto no es culpa de los empresarios, que siguen al mercado.

Como sociedad no hemos querido prestar la fina atención que hacía falta para percibir que poco a poco iba apareciendo un lento tsunami que nos estaba invadiendo y nos iba a crear problemas. La globalización, la incorporación de las tecnologías, la era de la información y del conocimiento, el desarrollo espectacular de países que, juntos, suman más de 3.000 millones de personas.

Lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestra situación. Políticos, empresarios y sindicatos.

Lo segundo es aceptar que, esto tiene que pasar por nosotros, por todos nosotros y no sólo por el Gobierno.

Lo tercero es que la crisis va a ser dura, pero no más que la de los años 70, los 80 y los 90.

No se trata de bajar la velocidad del vehículo, sino de recomponerlo para que pueda circular mejor en un terreno que ha cambiado considerablemente. Tenemos muchas piezas útiles, herramientas e imaginación. Se trata de ponerse a trabajar para adaptarnos a la nueva realidad. Hoy España está en mejor posición de abordar esta situación que en tiempos pasados si nos ponemos manos a la obra, dado que contamos con unas grandes capacidades empresariales.

Sólo para hacer historia podemos dedicar muy poco tiempo a pensar qué ha pasado. Hay razones endógenas y exógenas:

  • Que unos señores en Estados Unidos vendieron viviendas con hipoteca a personas que a penas tenían posibilidades de pagar su hipoteca.
  • Que otros certificaron la calidad de este riesgo de una manera alegre y con poco rigor.
  • Otros empaquetaron miles de millones de dólares con esta certificación de calidad y la colocaron a bancos y fondos de inversión en todo el mundo, incluido Europa y España.
  • Algunos que deberían haberse dado cuenta a tiempo de lo que estaba pasando o no se dieron cuenta o lo conocían y no se atrevieron a dar señales de alarma.
  • Poca o nula profesionalidad y ética en todos estos casos cuando se trata de personas y organizaciones de primer  nivel mundial.
  • Además la construcción aquí en España nos lanzaba a un crecimiento espectacular, soportado en parte con la obra pública al amparo de la ayuda europea.
  • Grandes empresarios y bancos se lanzaron al desarrollo, a la compra de empresas, de proyectos de todo tipo con apalancamientos espectaculares, lógicamente de riesgo como se observa ahora.

Pero la rueda estaba en marcha y nadie se atrevía a  ser el primero que frenaba. Y llegamos a finales del 2.006 con algún síntoma de ralentización y el final del 2.007 con  alarmas de cierta importancia, a las que no se quería hacer caso. Y en el año 2.008 terminaremos con un crecimiento del 1,6% o quizá menor, con pérdida de más de 2 puntos en relación con el año anterior. Aumentará el desempleo hasta un 10% u11%. Se cierran muchas  empresas o se ralentiza la actividad empresarial en muchas de ellas, especialmente todo el sector directo e indirecto de la construcción residencial. La bolsa acusa de una  forma muy notable el ambiente de incertidumbre, pero sobre todo hay desconfianza y desconcierto. Y, en mi opinión, demasiadas alarmas. Las malas noticias se resaltan mucho más que las buenas, el ciudadano está confundido y mira hacia el Gobierno. Todos piensan que el Gobierno debe resolver esta situación. ¿Puede realmente el Gobierno sólo resolver con cierta rapidez esta crisis?

  • sin dominar el tipo de cambio,
  • ni el precio del petróleo,
  • teniendo que cumplir con Maastricht y Lisboa y las normas de Bruselas,
  • sin actuación posible sobre los intereses…

¿Qué puede hacer el Gobierno?

1.          Primero que nada transmitir rigor, proximidad y complicidad con los ciudadanos, empresarios y sindicatos,

Que todos veamos que el Gobierno es consciente de la realidad y que se pone al frente de todos para abordar y liderar de la mejor manera posible el problema que tenemos.

Que nos transmita confianza, seriedad, claridad y que está manos a la obra, sabiendo todos nosotros que todo no depende de él.

2.         El Gobierno debe abordar las reformas que la actual crisis exige, buscando un Pacto de Estado con el principal partido de la oposición, de forma que las mismas se mantengan en el tiempo con independencia del partido que gobierne. nos jugamos mucho.

3.         Le pediríamos que reduzca los impuestos:

–          para aquellas sociedades que estén dispuestas a reinvertir sus beneficios en la propia empresa,

–          para aquellas sociedades que inviertan en investigación y en innovación,

–          para aquellas empresas con proyectos de internacionalización,

–          para planes de formación,

–          para producir fusiones empresariales, alianzas estratégicas que aumenten la masa crítica de nuestras empresas y su capacidad de competir en un mercado global,

4.       Que desarrolle un vasto plan de innovación, racionalización y mejora de la Administración, que la haga más eficiente, eficaz y ágil en la toma de decisiones, en la ejecución de las políticas, en la coordinación entre administraciones, en la cooperación con los actores privados y en los tramites burocráticos que tienen que seguir empresas y ciudadanos en su cotidiano vivir.

5.         Que aumente cada año su dotación para planes de innovación  con el objeto de acortar rápidamente distancias respecto a los países líderes.

6.         Que desarrolle un plan integrado y multimodal de infraestructuras que puedan apoyar la creación de actividad y de empleo y que ayude a mejorar nuestra competitividad,

7.        Que trabaje  con el sector inmobiliario para dar la mejor salida posible a los centenares de miles de  viviendas que quedan por vender, evitando la desaparición masiva de empresas tanto del sector como de las actividades ligadas a él.

8.         Que libere al máximo de sus posibilidades financiación para las empresas y actividades con buenas perspectivas de futuro.

¿Qué podemos hacer entre todos?

1.          Cambiar el estado de ánimo de la sociedad.

Ser realistas de nuestra situación, pero ponernos todos manos a la obra en cada una de nuestras situaciones particulares,  seamos personas físicas, sociedades empresariales, organizaciones sindicales, entidades públicas o parapúblicas.

2.         Ser conscientes de los cambios muy importantes que se producen en la sociedad global y que nos afectan cada día más:

–          una globalización creciente y que aproxima mercados de origen y destino a una velocidad endiablada.

–          un mercado especializado por capacidades y situaciones que nos tira de la producción de algunos productos y nos obliga a perfeccionar nuestra actuación.

      • con una situación de competencia nacional e internacional nunca vista hasta ahora.
      • competencia sanguinaria.

–          un cambio sociológico impresionante que cambia las necesidades de los consumidores y lo que ellos demandan.

–          un cambio tecnológico espectacular, producido por la combinación de distintas tecnologías, organización y gestión no vistas hasta ahora.

–          Internet y su enorme capacidad de cambio de todo tipo en nuestra gestión, en el desarrollo de negocios, en nuestra vida.

Como decía una eminente persona en una conferencia a la que asistí hace unos días, estamos ante la tormenta perfecta, momento de grandes oportunidades que nos harán salir reforzados con nuevos proyectos, momento en el que hay amenazas que si no somos capaces de sortearlas nos arrollarán como las olas del tsunami que nos arrastrará hasta nuestra desaparición,

Cada uno tendrá que elegir el camino.

3.         En un cambio permanente en el que nos vamos a encontrar, necesitamos orientarnos a lo que llamaríamos una sociedad flexible.

Mente abierta y capacidad de concertación entre empresarios, trabajadores y administración para hacer frente de forma conjunta y consensuada a los cambios que la globalización y el conocimiento nos imponen. Economía innovadora y flexible, empresarios flexibles, trabajadores y administración flexible, marco institucional que se adapte con agilidad al cambio tecnológico  y de los mercados,

Esto no será posible sin una gran formación de todos los empresarios y trabajadores que les aporte la capacidad y posibilidad de adecuarse al cambio permanente.

Con todo ello, tenemos que apostar por,

A)  Una dedicación cada día más importante en el presupuesto del Estado a la educación y la formación continua en toda la sociedad.

B)  Una dedicación presupuestaria creciente cada año para la innovación y el desarrollo.

C)  Los empresarios tenemos que saber bien qué debemos deslocalizar y qué debemos gestionar dentro de España: multilocalización.

D)  Los empresarios tenemos que ser muy realistas con la globalización sabiendo que los mercados y los productos y servicios están cada vez más próximos y al alcance de todos.

E)  Apostar de una manera más importante y prioritaria por la formación de nuestros equipos, por la innovación, por las tecnologías, por el conocimiento, por la marca y por la reputación de nuestros productos y de nuestras empresas.

F)  Examinar y decidir si nuestra empresa tiene la dimensión adecuada en nuestro sector para competir en el mercado global y actuar en consecuencia.

G)  Trasladar a la sociedad una vocación por el trabajo bien hecho, de compromiso con nuestra profesión, para poder desarrollar empresas competitivas.

Competimos todos en el mercado global, no sólo el Gobierno o sólo los empresarios.

El mercado global y la economía del conocimiento lo cambian todo. Es un cambio muy importante que aún no tenemos incorporado suficientemente. Una parte muy importante de la sociedad aún está anclada en el pasado.

Finalmente quisiera decir otra cosa. En este cambio que se produce en la sociedad hace falta también un cambio de actitudes del empresariado, un cambio informado por la ética y dirigido a crear confianza.

Los empresarios debemos ser elemento de estabilidad, de diálogo y de construcción de las ideas básicas que deben orientarse a la sociedad para crear valor en nuestras empresas y en nuestra sociedad. Debemos participar de una manera mucho más activa en la construcción de una sociedad cambiante, moderna, que tiene que adecuarse en toda su profundidad a una nueva situación que se impone con celeridad. Debemos de sentarnos de una manera proactiva, cordial, pero rigurosa y exigente con autoridades políticas, sindicatos y otras organizaciones de la sociedad civil para construir de forma consensuada la imagen de sociedad que deseamos y que estamos dispuestos a construir coordinadamente. La era de los llaneros solitarios ha finalizado. Comienza la de los equipos cohesionados y de alto nivel.