Carta de AVE a D. José Luis Rodríguez Zapatero

 


Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        29 de marzo de 2004Medio:        El Boletín


 


Aunque la agenda política del gobierno de la nación debe partir del interés general de España, la mejor manera de servir a éste y legitimar socialmente la política de un gobierno es satisfaciendo las necesidades de los distintos colectivos y territorios que componen la sociedad española. Como no todos los objetivos son alcanzables al mismo tiempo, es necesario priorizarlos en función de la amplitud de su impacto social y territorial, así como de su carácter crítico. Utilizando el doble criterio de amplitud de impacto y carácter crítico de las actuaciones para el desarrollo futuro de la economía valenciana, desde la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) pedimos al futuro presidente del gobierno español, D. José Luis Rodríguez Zapatero que, en estrecha colaboración con el Gobierno de la Generalitat Valenciana y con todo el apoyo que para ello sea necesario por parte del PSPV-PSOE, confiera prioridad en su agenda política a las siguientes acciones:


 


1)     Finalización  de las obras y puesta en funcionamiento de la alta velocidad entre Madrid y la Comunidad Valenciana por Cuenca y Motilla antes del año 2007, así como del Corredor Mediterráneo, con el objeto de ampliar el impacto que sobre la economía valenciana y española tendrá la Copa América. La alta velocidad no sólo es vital para rentabilizar dicho evento, sino que constituye un instrumento fundamental para consolidar una red metropolitana global en el sur de Europa y ofrecer a la comunidad empresarial internacional una imagen de país tecnológicamente avanzado y de región bien comunicada con el resto del mundo, que eleve nuestros atractivos para inversiones de alto valor añadido.


 


2)     Garantizar, en el menor tiempo posible, el abastecimiento de agua, en calidad y cantidad, a las áreas deficitarias de la Comunidad Valenciana e impulsar un sistema de gestión y una cultura del uso de este recurso básico que eviten futuros déficits.


 


3)     Consolidar, mediante las inversiones necesarias en infraestructuras y recursos humanos, el complejo portuario Valencia-Sagunto de forma que se garantice su actual liderazgo en el sistema portuario del Mediterráneo Occidental. Paralelamente, es imprescindible eliminar el trato discriminatorio que sufren las mercancías procedentes del centro de España al puerto de Valencia por ferrocarril. Ambas medidas son fundamentales para la competitividad y desarrollo tanto de la Comunidad Valenciana como del centro de España.


 


4)     Promover el desarrollo de un sólido sistema nacional de innovación mediante el decidido apoyo a la actividad de I+D y la integración efectiva del sistema de investigación y formación con el sistema productivo. Esto constituye una condición fundamental para la elevación de la productividad y la creación de un sistema productivo más innovador, flexible y competitivo, capaz de afrontar con éxito el reto de la ampliación de la Unión Europea y la competencia del Sudeste Asiático. Sólo así será posible que los niveles y calidad de vida de nuestra sociedad sigan elevándose.


 


5)     Finalización a la mayor brevedad de la autovía de Sagunto-Somport, con el objeto de mejorar la comunicación entre la Comunidad Valenciana y Aragón, el Norte de España y Francia.


 


6)     Mejora del sistema aeroportuario valenciano y presencia de actores económicos y sociales regionales en sus órganos de dirección, como condición de un servicio más eficaz y adaptado a las necesidades de la economía y la sociedad valenciana.


 


Por último, solicitamos del nuevo Presidente del Gobierno que se pongan en práctica políticas que permitan elevar la competitividad de nuestros sectores empresariales a través de la flexibilización del mercado laboral, la modernización de las relaciones industriales, la elevación de la cualificación de los técnicos y directivos de las pequeñas y medianas empresas que permitan el crecimiento y por ello la internacionalización de nuestras empresas, la innovación, la definitiva implantación de las nuevas tecnologías y la potenciación de nuevas actividades tecnológicamente punteras.

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Nota de Prensa Reunión Multinacionales

El día 26 de febrero ha tenido lugar, en la sede de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), una reunión de altos directivos de empresas de origen valenciano y otras que sin serlo están asentadas en la Comunidad, todas ellas con fuerte proyección internacional, para debatir sobre las fortalezas y debilidades de la economía valenciana, las amenazas y oportunidades que la afectan y algunas variables críticas para que esta economía se adapte exitosamente a los cambios en la división internacional del trabajo y a la economía del conocimiento. El acto fue presidido por el presidente de AVE, Francisco Pons, y el debate moderado por Juan Antonio Tomás Carpi, catedrático de la Universidad de Valencia. Entre los altos directivos presentes estaban Ignacio Galán, consejero delegado de IBERDROLA, Cristina Semiao, directora general de IBM, Jaime Ferri, presidente de FAMOSA, Juan Antonio Simonet, director general de MSL, Salvador Duart, presidente y director general de AUTOLIV BKI, David Clark, de FORD, Ángel Blanco, Subdirector General de BSCH, Guillermo Garcia Castellón, de MAPFRE, Rafael Benavent, presidente de KERABEN y del consejo social de la Universidad Jaime I, Francisco Segura, Pablo Serratosa, Silvino Navarro Casanova, etc.


 


Algo en lo que todos los presentes coincidieron es en el dinamismo, capacidad de adaptación y creatividad que ha caracterizado a la economía y sociedad valenciana, lo que constituye un rasgo cultural y una propiedad de esta sociedad que, en opinión de los empresarios globales,  representa una ventaja fundamental para una economía obligada a aprender y cambiar continuamente a alto ritmo.


 


No menos importante, en opinión de los directivos empresariales allí presentes, es la existencia de un ambiente acogedor a los inversores externos, con una Administración y un sistema empresarial con los que es fácil trabajar.


 


La proactividad institucional y empresarial fueron también rasgos destacados de las capacidades de adaptación del territorio, así como la flexibilidad empresarial, el buen clima social y la existencia de sólidos distritos industriales, fuentes de generación de economías externas, de dinamismo empresarial, de progreso tecnológico, reforzado por los institutos tecnológicos, y de relación fluida con la economía internacional.


 


La disponibilidad de mano de obra cualificada y el alto nivel de formación de los titulados universitarios constituyen un importante activo para las empresas de tecnología más avanzada, destacándose el potencial de investigación y desarrollo que encierra la oferta de capital humano existente y que le confieren ventajas distintivas en el contexto europeo, respecto al que cuenta con ventajas salariales.



La calidad de vida que el medio ambiente natural, urbano y social genera, un factor de creciente relevancia para la atracción de empresas y personas, fue otra ventaja competitiva del territorio que se destacó.


 


La atomización empresarial, así como la intensidad en mano de obra de muchas actividades productivas valencianas, unido a las deficiencias en cualificación empresarial e insuficiente profesionalización de la gestión de las pequeñas empresas, fueron las debilidades del sistema productivo que más se destacaron.


 


La sucesión empresarial en la que están insertas muchas de estas organizaciones es un proceso ambivalente, ya que si bien genera turbulencias propias de las fases de cambio de dirección, también constituye un factor de transformación de la mano de gente mucho más formada. Es importante, sin embargo, destacar que este no es un fenómeno privativo de la Comunidad Valenciana, siendo extensible a España y otros países.


 


Pero la realidad empresarial y sectorial valenciana no es homogénea, existiendo dentro de un mismo sector y espacio trayectorias empresariales diferentes, con empresas tecnológica, gerencial y organizativamente más avanzadas. Empresas que ya se están adaptando exitosamente al cambio de entorno y generan efecto demostración en sus respectivos sectores y espacios; empresas en proceso de internacionalización; algunos campeones internacionales en sus sectores de actividad, etc. Esta combinación, unida al papel dinamizador del sistema de institutos tecnológicos y el desarrollo del terciario avanzado, permite albergar esperanzas respecto a una adaptación exitosa de la industria valenciana con una creciente especialización en actividades y fases de las ramas industriales tradicionales más complejas, exigentes en conocimiento, de mayor valor añadido y menos afectables por la tendencia de la deslocalización. La economía valenciana cuenta ya con una dilatada experiencia de transformaciones de esta naturaleza que sin lugar a dudas constituye una ventaja.


 


La escasa propensión asociativa del empresariado valenciano, la débil conexión entre el sistema empresarial y los sistemas de investigación y formación, la baja tasa de inversión en I+D y la carencia de una imagen de marca en la mayoría de sectores, constituyen debilidades que fueron destacadas y que merecen la máxima atención, tanto del empresariado como de la Administración. Su superación es una condición de gran importancia para ganar en capacidad de adaptación, innovación y especialización en actividades intensivas en conocimiento.


 


Una desventaja fundamental de la Comunidad Valenciana en el contexto de una economía global la constituye, a juicio de los directivos presentes, las dificultades existentes de comunicación con Europa. La accesibilidad a los centros de decisión y otras plantas de la misma empresa, así como a los mercados, es un importante factor de localización del que la Comunidad Valenciana está privada por los problemas de comunicación aérea y la ausencia de la alta velocidad a Madrid.


 


Hubo coincidencia en que las oportunidades son mayores que las amenazas, destacando las derivadas de la diversificación del turismo, el impulso generado por la Copa América, el atractivo del territorio para la inversión externa una vez superadas las trabas de la accesibilidad, el atractivo residencial por la calidad de vida y ambiente amable, la capacidad de reacción y creatividad de la sociedad valenciana, así como las oportunidades existentes para posicionarse ventajosamente en sectores de demanda emergente.


 


La ampliación de la Unión Europea a los países del Este se contempla como una amenaza y como una oportunidad, no sólo por los mercados, sino también para la reorganización de la división espacial de las empresas valencianas, en beneficio de actividades de mayor valor añadido y conocimiento y de la competitividad de los productos tradicionales. Pero la penetración en actividades intensivas en conocimiento y servicios avanzados obliga a poner un gran énfasis en el desarrollo de las infraestructuras de telecomunicaciones, la formación en tecnologías de la información y en la lengua inglesa.


 


En definitiva, sin pecar de exceso de optimismo, los asistentes al debate sobre el presente y el futuro de la economía valenciana celebrado en la sede de la Asociación Valenciana de Empresarios, coincidieron en que la Comunidad Valenciana tiene capacidades y oportunidades para aspirar a un futuro prometedor siempre y cuando la creatividad mostrada hasta ahora se proyecte en el desarrollo de una economía más intensiva en conocimiento y más cooperativa.

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La Aplicación del Protocolo de Kioto a la Industria Cerámica …


Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        8 de febrero de 2004Medio:        Levante EMV



LA APLICACIÓN DEL PROTOCOLO DE KIOTO A LA INDUSTRIA CERÁMICA DEBE HACERSE CON EQUIDAD Y RACIONALIDAD


El compromiso de la Unión Europea con el Protocolo de Kioto para la reducción de los gases de efecto invernadero es un acto digno de elogio y que merece todo nuestro apoyo, ya que supone un importante compromiso de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea, durante el periodo 2008-2012, con respecto a los niveles existentes en 1990. Es por esto que hay que felicitarse por la valiente y consistente defensa que el Gobierno de la Generalitat Valenciana, a propuesta de la Conselleria de Territorio y Vivienda, ha hecho del sector de la cerámica, uno de los principales afectados por la política de reducción drástica de emisiones.


 


A grandes rasgos, para reducir las emisiones se arbitra un sistema por el que, por un lado, se establecen unas cuotas de generación de emisiones y, en función de esas cuotas, se conceden permisos de emisión (esto es, derecho a emitir un determinado volumen de emisiones) a las empresas y, por otro, se crea un mercado de compra-venta de dichos derechos, de tal suerte que las empresas que excedan de su cuota (que emitan más emisiones de las asignadas) se vean obligadas a comprar permisos a las que tengan excedentes, pagando el correspondiente precio, incurriendo, de lo contrario, en serias penalizaciones. Este mecanismo, que trata de incentivar la introducción de técnicas medioambientalmente más eficientes, brinda a las empresas la posibilidad de optar entre invertir en técnicas menos contaminantes o pagar por el hecho de contaminar más.


 


La clave, pues, está en la cuotas de generación de emisiones que se asignarán a cada sector, que, de no realizarse equitativa y racionalmente puede llevar a serias injusticias y agravios comparativos, con peligrosos efectos económicos y medioambientales.


 


Un sector que puede verse especialmente afectado por una asignación de cuotas no planteada de forma equitativa y racional es el cerámico de Castellón, teniendo en cuenta que (i) la industria cerámica ha realizado enormes esfuerzos para la mejora tecnológica en el ámbito de las emisiones de gases de efecto invernadero, con anterioridad al año 1990, (ii) que el cerámico es un sector marcadamente exportador y (iii) que de su evolución depende la suerte de todo un espacio que hasta hoy se ha mostrado como uno de los más dinámicos de España,  tanto económica y tecnológicamente.


 


Muestra de la realidad de la mejora tecnológica de la industria cerámica de Castellón, es que ya antes de 1990 se había conseguido una sensible reducción en la generación de dióxido de carbono por unidad de producto y que, entre los años 1985 y 2000, las emisiones específicas del sector, por unidad de producto, se redujeron en más del 50%. Es sabido que, aún aplicando la tecnología más avanzada (que está siendo aplicada), al actual nivel de conocimientos, resulta muy difícil conseguir mayores recortes en las emisiones del sector cerámico.


 


Si no se valora a la hora de determinar las cuotas, que el sector cerámico, ya había hecho sus deberes antes de 1990 (considerado como año referente para determinar el objetivo de la política de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero), no sólo se cometerá una injusticia y un agravio comparativo injustificable, sino que se infringirá un serio castigo económico al sector y a la Provincia que más se han esforzado tecnológicamente, con las consiguientes pérdidas de producción y empleo que ello podría suponer. Pero es que, además, dado el carácter marcadamente exportador del sector cerámico, una asignación no racional o equitativa podría dar lugar a que el mercado decidiera desplazar la producción a países que no han asumido el Protocolo de Kioto y que son mucho menos exigentes en materia medioambiental. De esta forma no sólo el problema medioambiental generado a nivel global por la industria cerámica no se reduciría, sino que se agravaría.


 


Sin perjuicio de que la sociedad valenciana y la española deben apostar seriamente por el desarrollo sostenible como único proceso que garantiza un futuro cierto y el bienestar de nuestros hijos y nietos, compartimos la preocupación del Gobierno valenciano con respecto a la forma en cómo se gestionen las políticas medioambientales, que no sólo deben ser eficaces medioambientalmente, sino eficientes económicamente y socialmente justas. Cometeríamos un serio error desde el punto de vista económico, medioambiental, social y moral, si los responsables de la asignación de las cuotas de emisiones no tuvieran en cuenta las mejoras ya realizadas por cada sector, el potencial tecnológico de mejora en la eco-eficiencia que cada uno posee y los mercados a los que van destinados sus productos.

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Infraestructuras Básicas, Tiempos de Ejecución, Competitividad y Responsabilidad Política


Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        18 de enero de 2004Medio:        Levante EMV



Los empresarios tenemos muy claro que cuando un negocio o proyecto promete una alta tasa de rentabilidad, hay que hacer lo posible para conseguir los recursos necesarios para ponerlo en marcha, bien sea con medios propios, apelando al crédito o buscando socios. También tenemos muy claro que el tiempo es muy importante, de tal forma que cuanto más retrasemos la decisión y la puesta en explotación del negocio, más dejamos de ganar y mayor es la probabilidad de que otros nos “pisen” la idea. Esto es fundamental porque la inversión y la innovación son la base de la continuidad y crecimiento de nuestras empresas y lo que explica la creación de riqueza y el mantenimiento de nuestra posición competitiva. Es nuestra responsabilidad social y nuestra razón de ser.


Pero lo que es aplicable al mundo de los negocios privados también lo es al de los negocios públicos. Sobre todo porque muchas veces las oportunidades y éxitos privados dependen del acierto publico en crear el marco infraestructural e institucional y el estado de confianza que eleven la creatividad y competencias de los territorios. Y en este ámbito también los tiempos son decisivos.


La responsabilidad del político no está sólo en lo que hace, sino también en cómo lo hace y cuándo. No basta con aprobar proyectos necesarios. Para que sean realmente útiles para el desarrollo y la competitividad del país, región o municipio, es fundamental que estén funcionando cuando son necesarios, cuando más pueden influir en la posición competitiva y el desarrollo futuro del espacio en cuestión. La responsabilidad del actor público no acaba cuando decide llevar a cabo un proyecto necesario, entonces simplemente hace una promesa. Su responsabilidad realmente se ejerce cuando lo ha llevado a cabo en tiempo y forma. Y sólo cuando es responsable contribuye al desarrollo y creación de riqueza.


El gobierno de la nación tiene comprometidas la ejecución de infraestructuras vitales para la competitividad y desarrollo futuro de la Comunidad Valenciana en las que el cómo y el cuándo se ejecuten devienen decisivos para los resultados que se consigan. Se trata del Tren de Alta Velocidad, del Corredor Mediterráneo, del Acceso Norte al Puerto de Valencia, del Trasvase del Ebro, etc.. Son proyectos aprobados pero cuya ejecución se está dilatando y cuyo tiempo de finalización es absolutamente incierto. Cuando lo que se está jugando son importantes oportunidades de futuro para esta Comunidad y España, y algunas zonas y actividades pueden experimentar serias pérdidas por los retrasos, es lógico pedir a los responsables públicos un ejercicio de responsabilidad.


Lo que está en juego con el Tren de Alta Velocidad Madrid-Comunidad Valenciana no son sólo los ingresos que dejan de generarse por cada año de retraso, y que responsables de la Conselleria de Obras Públicas, muy conservadoramente, estimaban hace algunos años en más de cien mil millones de las antiguas pesetas. Lo más importante es que el gran evento de la Copa América del 2007 hace de esta infraestructura un factor fundamental de promoción de la Comunidad Valenciana y de una parte muy significativa de nuestro país (Madrid y Castilla-La Mancha). Y lo mismo ocurre con el Corredor Mediterráneo y las regiones contiguas del Arco Mediterráneo. Sin olvidar la función estratégica de esta infraestructura en la creación de una poderosa Red Metropolitana Global en el sur de Europa, de decisiva importancia para el desarrollo económico nacional en la era de la globalización.


Es mucho lo que está en juego para que aún se este especulando sobre sí estos proyectos estarán finalizados en el año 2007 o en el 2010. Si, como resulta evidente, este es un proyecto de la máxima importancia para la competitividad y el futuro desarrollo de la Comunidad Valenciana y España, sólo razones de carácter técnico podrían justificar esta imprecisión sobre su finalización. Pero con la experiencia existente sobre el despliegue de este tipo de infraestructura y el conocimiento que ya se tiene del trazado, así como de su impacto medioambiental, resulta al menos dudoso que esta sea la principal razón. Si son razones económico-financieras las que subyacen a la incertidumbre, estaríamos ante un problema difícilmente justificable económica y socialmente. En primer lugar por el valor estratégico del proyecto para la economía regional y nacional; en segundo término por ser esta la línea con más perspectivas de rentabilidad de España, lo que no haría difícil la implicación privada en la construcción y explotación. Si la imprecisión reside en razones administrativas, es hora de cambiar el funcionamiento de la Administración en beneficio de la eficacia de la sociedad.


Si el tiempo es importante, no lo es menos el cómo se haga el proyecto. A ese respecto son de destacar dos cuestiones. La primera en el tipo de velocidad y el trayecto. Para conseguir los beneficios económicos y estratégicos de la alta velocidad en el contexto que nos ocupa, ni el antiguo trayecto por Albacete ni la velocidad máxima de 250 Km/h son aceptables. Sólo la finalización del trayecto por Cuenca y Motilla del Palancar antes del 2007 con velocidades de 350 Km/h son objetivos deseables. Sería frustrante para los valencianos que lo que se nos proporcionase fuese la antigua línea mejorada.


La segunda cuestión a tener en cuenta es que los impactos medioambientales y sociales del proyecto se minimicen. Y las reivindicaciones justificadas de las poblaciones afectadas por el paso del AVE no pueden ni deben ser utilizadas por el Ministro de Fomento como una excusa para explicar los retrasos del proyecto.


El Acceso Norte del puerto de Valencia es otro proyecto prometido por el Estado desde hace tiempo pero cuya realización ha sido continuamente pospuesta. Cuando se tiene en cuenta el rápido crecimiento del flujo de mercancías por el puerto de Valencia y los estrangulamientos y sobre-costes que conlleva la existencia de un solo acceso por el sur, es difícil justificar semejante retraso y mantener la confianza en los responsables del Ministerio de Fomento.


No menos incierto es el Trasvase del Ebro, del que depende el futuro de algunos espacios de la Comunidad Valenciana. La promesa ha adoptado forma de Ley y esto es un acto de responsabilidad política de indiscutible valor. Pero los responsables públicos deben ser conscientes de que para los potenciales beneficiarios este hecho no pasará de ser una promesa hasta que el agua llegue a sus embalses. Y la situación de las zonas sedientas del sur de la Comunidad Valenciana es tal que si no se hace un esfuerzo en minimizar el tiempo de realización, cuando llegue el agua no sea necesaria por la desaparición de los que la necesitaban. Con el agravante de que un proyecto prometido y no ejecutado en tiempo y forma tiende a disuadir de la búsqueda de otras alternativas, que aunque puedan ser más costosas llevarían menos tiempo de ejecución.


Como siempre, la Asociación Valenciana de Empresarios manifiesta sus posturas con voluntad constructiva y ánimo de contribuir a la solución de problemas y aprovechamiento de oportunidades que beneficien a todos. La trascendencia para nuestro futuro de las infraestructuras mencionadas es tal, y la convicción de los valencianos a este respecto es tan profunda, que retrasos inoportunos o injustificables no sólo dañarían seriamente nuestro futuro, sino que minarían uno de nuestros principales capitales: la confianza del pueblo en sus dirigentes.


 


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La Copa América Cada Vez Más Cerca


Autor:         Francisco Pons Alcoy


Fecha:        14 de septiembre de 2003Medio:        Las Provincias



Hace algunos días los valencianos recibíamos la grata noticia de que Valencia había superado otra fase del proceso de selección del emplazamiento de la sede de la Copa América, a celebrar en el año 2007. Pero no sólo superaba una prueba más, sino que quedaba como única candidata a este magno acontecimiento mundial en nuestro país. Un acontecimiento que, como hacía notar en un anterior artículo, tiene importantes consecuencias económicas, infraestructurales, de imagen, e incluso sociales, para la ciudad elegida, al igual que para la región en su conjunto. Efectos de orden similar a los de unos Juegos Olímpicos o una Exposición Universal, ya que durante unos tres meses la ciudad receptora es objeto de la atención mundial de los medios de comunicación y de un colectivo de aficionados económicamente muy significativo.


 


Es evidente que Valencia es una sólida candidata por las excelentes condiciones del Golfo de Valencia para este tipo de eventos deportivos. Pero sería iluso pensar que esta es la única razón. Aparte de las condiciones infraestructurales, urbanísticas y de oferta hotelera y de servicios, que obtienen una alta ponderación a la hora de la selección, cuenta mucho la labor de comunicación realizada por los actores locales implicados en las relaciones con los organizadores. Cuenta la seriedad y el rigor con que se presentan los requerimientos de los organizadores. Cuenta la capacidad para hacer valer las cualidades y ventajas comparativas del lugar. Cuenta el saber hacer en el trato con los que van a tomar la decisión.


 


Por los éxitos cosechados hasta ahora, y con independencia del resultado final, cabe inferir que los actores valencianos que han intervenido en el proceso de selección de la sede de la Copa América de 2007, lo han hecho con mucha discreción y notable eficacia, lo que merece el reconocimiento de los valencianos. Desde AVE mostramos nuestra satisfacción y felicitamos a los actores institucionales valencianos que han participado hasta ahora el proceso, empezando por el Ayuntamiento de Valencia, siguiendo con el Club Náutico, y acabando con la Generalitat Valenciana, así como a las personas que, en el marco de estas instituciones, lo han ejecutado.


 


Pero el proceso no ha terminado y queda aún una complicada y muy disputada fase final, aunque para Valencia la situación y capacidad de maniobra ha cambiado mucho después de la eliminación de Palma de Mallorca. Antes de la última selección, que ha descabalgado a Palma, la presencia entre los contendientes de dos ciudades españolas impedía que la capacidad de apoyo de los actores estratégicos de España se movilizase a favor de una u otra ciudad. La situación ha cambiado al quedar como único candidato nacional la ciudad de Valencia, y todas las cartas que son capaces de poner sobre la mesa las instituciones y personalidades españolas tienen que ponerse al servicio, sin reserva ni limites, de Valencia en el sprint final.


 


Este es el momento para que la Casa Real, el Gobierno de la nación y las instituciones españolas que pueden influir de alguna forma en la decisión final, pongan todas sus capacidades de convicción y recursos estratégicos a trabajar por la candidatura de Valencia, como otras veces han hecho con otras ciudades españolas en otro tipo de eventos deportivos. Existen buenas razones para pensar que las cartas que pueden utilizar la Familia Real, muy implicada en el deporte de la vela, y el gobierno español, con una capacidad de maniobra financiera mayor (gracias al buen comportamiento de nuestra economía y al equilibrio presupuestario conseguido) que la de los gobiernos de las naciones donde se localizan las ciudades competidoras (Francia, Italia y Portugal) y en un buen momento en las relaciones internacionales de España, pueden ser de gran importancia para decantar la decisión a favor de la ciudad del Túria. Un evento tan relevante para la Comunidad Valenciana y España debe recibir la máxima atención y prioridad por parte de los responsables de la nación. Desde AVE pedimos al gobierno de José María Aznar y a S.M. el Rey su total compromiso y entrega, en el marco de la estrategia diseñada por el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana, en apoyo de la candidatura de Valencia.


 


No es menor la responsabilidad y el interés de la sociedad valenciana en su conjunto por lograr este objetivo. En primer lugar por sus beneficiosos efectos económicos para Valencia y otras áreas de la Comunidad Valenciana. En segundo término por el valor que un evento de estas características tiene para la imagen mundial de la Región y el efecto marketing que genera. En tercer término, pero no por ello menos importante, por su función integradora de nuestra Comunidad. Pero para que esto último alcance su máximo nivel, la consecución del proyecto debe asumirse como una empresa colectiva, implicando a los principales actores sociales y económicos en su consecución, con los beneficiosos resultados que ello conlleva, tanto para la candidatura de Valencia como para la integración social entorno a un proyecto común.


 


Como ya hicimos notar en un artículo anterior, eventos como este en un momento procesual como el actual, constituyen una magnifica ocasión para el desarrollo de acciones asociativas entre actores públicos y actores privados, sociales y económicos, de consecuencias beneficiosas para el éxito del proyecto y el desarrollo de una práctica de comunicación y cooperación, que tan importante es para el crecimiento del capital social y el despliegue de las capacidades de desarrollo económico y social de la región. Los organizadores del evento valoran mucho el respaldo social a la Copa América en la ciudad elegida. Para la Comunidad Valenciana esta es una buena ocasión para movilizar e implicar a la sociedad civil en la consecución de objetivos estratégicos.


 


Las instituciones públicas valencianas tienen ahora una excelente ocasión de matar dos pájaros de un solo tiro: hacer acopio de todos los recursos de poder para lograr convertir a Valencia en sede de la Copa América y contribuir a forjar en nuestra sociedad una cultura de cooperación y concertación de esfuerzos, condición fundamental para progresar a mayor ritmo en la integración social y territorial de nuestra Comunidad.


 

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